El crepúsculo de la noche envuelve las mentes despiertas
concentrate!, me decía en aquella ocasión;
ella, la luna roja,
otra vez como tantas veces arropando mi desvelo
abrasando mi cuerpo con sus brazos fantasmas.
Otra vez en la neblina de la ciudad,
nadando entre los zombies sonrientes,
otra vez yo y el cuervo sobre mi,
y la luna, la hermosa luna roja.
fantasma entre los fantasmas,
ojos marchitos por la sal del tiempo
a rostro desnudo enfrentando el frío
que apaga el calor en mi corazón
y sonrío,
camino y sonrío.
En la larga marcha, con el frío en el rostro,
los ojos marchitos y el cuervo sobre mi,
se pierde la luna,
tal vez se fue,
no siento sus brazos,
tal vez llegará el sol,
tal vez no ocurra nada y la noche se haga más oscura.
una vez más me abandonas,
una vez más no siento mi rostro,
vuelvo a mi refugio a beber un café,
un consuelo,
vuelvo para beber esperanza.