sábado, 9 de febrero de 2019

Te ves mal

“Te ves mal”, sólo eso decía el comentario en la foto, no era el primer comentario negativo que recibía, pero nunca le habían dicho que se veía mal, la trataban de puta, suelta, fácil, pero nunca le habían dicho que se veía mal, así de simple, MAL. no importaba, ella sabía que su cuerpo era glorioso, lo trabajaba arduamente todos los días en el gimnasio, lo confirmaban los miles de seguidores en su instagram, ella era inalcanzable para todos, una referencia de apariencia física, podía ignorar ese comentario.
Seguramente era una mujer envidiosa, podía ignorar ese comentario.
Entró a ver el perfil, era privado, no importa podía ignorarlo.
Ni siquiera lo bloquearía, podía ignorarlo.
Iba a demostrarle que se equivocaba. Al día siguiente su foto era una composición de luces y matices, en el centro ella en lencería fina, un rostro angelical, sutil y sexy, capaz de volver loco a cualquiera. Los likes caían, los “hermosa” llovían y las obscenidades no se hacían esperar, lo típico, lo de todos los días; parecía un triunfo, hasta que apareció: “Te ves mal”, el mismo perfil, la misma persona. “No puedo ser del gusto de todos”, pensó, “no importa, lo puedo ignorar, de todas formas ¿quién es este tipo?” su foto no revelaba nada, era tan sólo una fotografía de una habitación, una habitación hermosa, de un color crema, iluminada por una lámpara de techo. “tal vez un decorador o decoradora ¿cuantos seguidores tiene?” sólo 30 y no seguía a nadie, “¿será nuevo?¿una cuenta sólo para molestar?¿por qué hay gente que sólo se dedica a esparcir odio por el mundo? no voy a dejar que me arruines el día”. Y salió, fue al gimnasio, realizó una historia, luego a comer y otra historia, luego a caminar y otra historia, tal cual lo hacía todos los días; muchas respuestas, lo de siempre “inspiradora, lindo paisaje, hermosa, obscenidades, etc” lo de siempre. pero llegó “te ves mal”, “no otra vez, no de nuevo, no no no no” quería saber por que se afectaba tanto con un mensaje tan simple, de alguien que ni siquiera importaba, una cuenta hecha sólo para molestar, pero no se lo podía apartar de la mente, un mensaje tan simple y a la vez tan destructivo, se estaba volviendo loca con eso, le envió un mensaje “¿por qué siempre escribes eso? es molesto, por favor detente y si no te gustan mis fotos puedes dejar de seguirme y olvidarlas”. Al día siguiente, creyendo que con eso bastaría tomó otra fotografía, algo normal, unas lindas calzas, para mostrar sus piernas tonificadas, una polera suelta estirada con sus manos, una mirada coqueta, una sonrisa sincera y de nuevo los mismos likes y comentarios, todo bien, no apareció el comentario maldito. La rutina diaria, las historias de instagram, los comentarios alabando todo lo que hacía, volvía a la normalidad y estaba feliz, las alabanzas eran tan comunes que había dejado de disfrutarlas, pero ese maldito comentario o mejor dicho, la ausencia de este, hizo que nuevamente los disfrutara. Llegó la tarde y se despidió con una última foto en la que enviaba un beso a todos sus queridos seguidores. llegó la primera alerta, el primer comentario “te ves mal” estaba ahí, entró a ver el mensaje que ella le envió y no había sido siquiera recibido, gritó, maldijo, lloró, se sentía perseguida y frágil, debía hacer algo. Sabía que no serviría ni contactar a una fotógrafa profesional, el comentario iba a aparecer si o si, tampoco iba a dejar su cuenta por un solo comentario, de una persona cualquiera. Decidió darle a seguir, para que ver qué porquerías publicaba este ser tan despreciable, las horas pasaban y no había una respuesta, a ella, A ELLA, no la aceptaban, que se creía este ser, como alguien con sólo 30 seguidores se creía tan importante, qué pasaba en este mundo, la sociedad no funciona de esta forma, nada funciona de esta forma. Esa noche fue difícil, el sueño no llegaba, “te ves mal” ¿que se ve mal en mi? yo no me veo mal nunca, como puede ser una frase tan simple, un insulto tan miserable entre todos los que ha recibido en su vida puede calar tan hondo.
Luego de varias horas se quedó dormida, sólo para soñar con inseguridades del pasado, cuando no era la reina de las redes sociales, ni la representación del cuidado físico; sino que era una mujer con sobrepeso y de baja autoestima, golpeada por su pareja y con una fuerte depresión, soñaba con él, con sus humillaciones y burlas, los golpes y maltratos: “te ves mal” le decía, siempre “te ves mal” una y otra vez. despertó llorando, eran las 3:30 de la mañana, estaba agitada y confundida, lo había olvidado, lo había dejado atrás. Lloraba sin control, sus miedos estaban volviendo, la inseguridad “¿será que ha vuelto? ¿me va a buscar?¿sabe dónde vivo?” siempre compartía los lugares por dónde caminaba, compartía absolutamente todo, si alguien estaba en la misma ciudad podía encontrarla fácilmente. estaba al borde de la locura cuando sonó su celular, una alerta, el perfil maldito había aceptado su solicitud, temblando presionó el ícono de la aplicación. Quiso gritar, pero la voz no salía, sus ojos se desorbitaron y su cuerpo se paralizó. En la pantalla se veían las 31 publicaciones del misterioso perfil, 31 seguidores, 31 fotos de habitaciones en la noche, la última subida hace unos segundos.