-¿Dónde estoy?.- sonó rompiendo el vacío la quebrada voz de Edmond.
-En mi humilde morada.- Respondió Vladimir sin sacar os ojos del libro.
-¿Qué hago aquí?.-
-Duermes, o eso hacías hasta hace unos segundos.-
-¿Pero, por qué, como llegué hasta aquí?.-
-Todo a su tiempo, descansa, debes sentirte aún muy cansado.- dicho esto, Vladimir se levanto de la silla y caminó hacia la puerta.-
-Sí.. me siento.. cansado.- decía Edmond mientras sus ojos volvían a cerrarse.
Cuando despertó nuevamente, el día ya se estaba terminando y esta ves no había nadie cuidando sus sueños, se quedó meditando un largo tiempo recostado con los ojos abiertos, no recordaba nada desde el último movimiento que había ocurrido en la oficina de Vladimir, cuando su rostro volvió a sentirse tan muerto como lo había estado antes de despertar. Se levantó de la cama y se acercó a un espejo, su cuerpo era el mismo de siempre, estaba como un vivo. Se mantuvo rondando un rato por la habitación y finalmente decidió que lo mejor que podría hacer sería hablar con su maestro, tal ves él era más consciente de la situación que había ocurrido.
-Maestro.- dijo en su mente, pero no escucho una respuesta, no sentía la presencia de su maestro, se dio cuenta que no sentía esa abrumadora energía que le ligaba al ser que le revivió; más confundido que aliviado, salió de la habitación en busca de Vladimir. Recorría los pasillos sin prestar demasiada atención al lugar por el que pasaba, estaba confundido, pues nunca se había sentido tan libre, pero a la ves, no sabía si esa era realmente la libertad, no sabía si era una prueba y todo eso junto a muchas más cosas se mezclaban en su mente y lo hacían caminar prácticamente por inercia. Mientras caminaba a la deriva por los pasillos que parecían interminables comenzó a observar de a poco a su alrededor, la perfecta arquitectura y las finas piezas de arte de todos los estilos, daban una atmósfera de elegancia y tranquilidad al lugar, lentamente fue calmando su mente a medida que observaba más su entorno y de a poco fue encontrando la forma de salir del lugar en el que estaba, ya cuando estaba completamente calmado, la gran mansión se le hizo muy familiar. Luego de llamar a Vladimir sin obtener respuesta decidió salir. La noche ya estaba instalada y el cielo nocturno se mostraba en todo su esplendor, maravillado por la misma noche, Edmond se quedó mirando el cielo, olvidando la realidad por un momento, se perdió en el mar de estrellas que estaba sobre él que lo hipnotizó con su mística y belleza, olvido el motivo de estar ahí, olvidó a su maestro, a Vladimir, la casa, sólo estaba su alma y las estrellas y ese sentimiento le hizo sentir algo que sólo podía describir como estar vivo; la brisa helada le hizo volver a la realidad, se levantó manteniendo aún ese sentimiento de libertad y caminó tranquilamente mientras continuaba en su búsqueda, finalmente rodeo la casa completa y en a parte trasera vio a Vladimir sentado en el suelo, de espaldas hacia él, se acercó y lo encontró con los ojos cerrados frente a un círculo con extraños símbolos en el. Antes de poder alejarse, Vladimir abrió los ojos y le dirigió una tranquila mirada.
-Supongo que te debes sentir muy bien.- dijo en un afable tono
-La verdad es que sí, ¿hiciste algo, tiene que ver con ese símbolo?.-
-En este lugar reina la muerte, nada vivo puede ingresar, ni siquiera los pensamientos de tu maestro.-
-¿Por qué me has traído aquí?.-
-Estoy cumpliendo un favor solamente, te daré la clave para que te liberes.-
-¿en serio, que debo hacer, un ritual mágico, algo así?.-
-No, debes matar a quien te ha devuelto a la vida.-
-¿Pero como haré eso?.-
-Ese no es mi problema, yo cumplo con darte esta información y permitir que te quedes aquí cuanto tiempo desees para que planifiques como lo harás.-
-¿quién te pidió que me ayudes?
-¿Es eso importante?.- Dicho esto el hombre se levantó y caminó en dirección a la gran casa.- Por ahora he terminado mis labores, voy a salir a atender ciertos asuntos, recuerda que si sales de este lugar, te descubrirá enseguida.-
-Está bien, pero debo alimentarme, ya sabes o me pudriré como el maldito que soy.-
-Te traeré algo, ahora me voy.-
-Espera, como se hasta dónde puedo ir.-
-Dónde haya algo vivo, ese lugar es equivocado.- Vladimir entró a la casa dejando a Edmond parado en medio de la nada, hasta ese momento no se había percatado de la muerte que había en ese lugar; parecía que la casa estaba construida en el centro de un círculo de un bosque, estaba todo rodeado por árboles, pero que se encontraban muy lejanos, todo lo que podía ver era tierra y piedras hasta llegar a esos árboles, caminó lentamente hacia los límites del círculo.- que hago ahora, como demonios me quito a este imbécil de encima, si salgo me controla, si me quedo no haré nada en una eternidad, aunque podría quedarme unos cien años, a final de cuentas yo no moriré, sólo lo hará él, pero nada me dice que este mago maldito no encontrará la forma de vivir más de lo normal, además de que me sirve eso, si ya para ese tiempo Marie estará también muerta, demonios, maldito nigromante para que me trajo de vuelta, por que no fue otro; Vladimir podría matarlo fácilmente , pero debo convencerlo de que lo haga, algo debería darle, algo que él quiera y que yo posea... pero no tengo nada, absolutamente nada... podría servirle, pero sería pasar de uno a otro y ¿si le luego no me deja libre?, ¿qué puedo hacer en contra de él? Es mucho más poderoso que yo, me devolvería a la muerte real...- en esto divagaba la mente de Edmond mientras seguía rodeando el límite del lugar seguro sin percatarse que Vladimir ya se perdía en el bosque.
-Vendrá a buscarlo.-
-Entonces tendrá que estar preparado.-
-Debes ayudarlo.-
-Nunca, ya hice suficiente por él.-
-Debes hacerlo, lo necesitamos en el asunto de los perros y para mucho más, eso lo sabes bien.-
-Eres un viejo maldito, no soy tu esclavo, no le hago caso a nadie entiende eso.-
-No te pongas imbécil conmigo Rasputín, él ya no es quien fuera cuando vivo, ahora es un hermano tuyo.-
-Nunca digas eso, no es mi hermano.-
-Sí lo es y en el mejor de los casos su creador también lo será.-
-¿Por qué a él?.-
-Para que no esté con nosotros, pero a pesar de lo poderoso que es, nunca ha sido muy nteligente, lo envió sin prepararlo.-
-Eso es extraño, una cosa es que sea un tonto, pero ¿hasta ese punto?.-
-Sí, entiendo tu punto y creo lo mismo, probablemente ahora se esté preparando para venir.-
-Lo inhabilitó para nosotros y lo usó como indicador, creo que no es tan tonto como nosotros creemos.-
-Hay que hacerlo entrar en tu hogar.-
-Suena sencillo, pero no creo que lo sea.-
-Debemos arriesgarnos con Marko.-
-Se hace llamar Edmond.-
-Que nombre más idiota, como sea, debes entrenarlo, enseñale a ser un mago otra vez.-
-No estoy de acuerdo, nos puede jugar en contra.-
-Si su creador retorna su control nos jugará en contra.-
-Supongo que ya tienes todo previsto.-
-Así es, tú sólo has lo que te digo, enseñale a ser quien era.-
-Odio lo que era.-
-No digas eso, gracias a él estas aquí.-
-Que bendición la mía.-
-Vendrá a buscarlo.-
-Entonces tendrá que estar preparado.-
-Debes ayudarlo.-
-Nunca, ya hice suficiente por él.-
-Debes hacerlo, lo necesitamos en el asunto de los perros y para mucho más, eso lo sabes bien.-
-Eres un viejo maldito, no soy tu esclavo, no le hago caso a nadie entiende eso.-
-No te pongas imbécil conmigo Rasputín, él ya no es quien fuera cuando vivo, ahora es un hermano tuyo.-
-Nunca digas eso, no es mi hermano.-
-Sí lo es y en el mejor de los casos su creador también lo será.-
-¿Por qué a él?.-
-Para que no esté con nosotros, pero a pesar de lo poderoso que es, nunca ha sido muy nteligente, lo envió sin prepararlo.-
-Eso es extraño, una cosa es que sea un tonto, pero ¿hasta ese punto?.-
-Sí, entiendo tu punto y creo lo mismo, probablemente ahora se esté preparando para venir.-
-Lo inhabilitó para nosotros y lo usó como indicador, creo que no es tan tonto como nosotros creemos.-
-Hay que hacerlo entrar en tu hogar.-
-Suena sencillo, pero no creo que lo sea.-
-Debemos arriesgarnos con Marko.-
-Se hace llamar Edmond.-
-Que nombre más idiota, como sea, debes entrenarlo, enseñale a ser un mago otra vez.-
-No estoy de acuerdo, nos puede jugar en contra.-
-Si su creador retorna su control nos jugará en contra.-
-Supongo que ya tienes todo previsto.-
-Así es, tú sólo has lo que te digo, enseñale a ser quien era.-
-Odio lo que era.-
-No digas eso, gracias a él estas aquí.-
-Que bendición la mía.-
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