Brindo por ti en ésta la última noche, amigo mio
brindo por el compañerismo que siempre tuvimos,
brindo por estar siempre el uno para el otro
brindo por tantos años, por ser un hermano.
Ahora que se pone el sol sobre nuestras cabezas
pienso en tantos momentos buenos,
mientras una lágrima cae por mi mejilla.
una lágrima, tan solo una.
Mi mente da vueltas y vueltas sin saber en que pensar,
una noche como otras, una noche como ninguna,
el recuerdo del fatídico día no se aleja,
está clavado como una estaca en mi corazón.
Aquella noche que te perdí por siempre,
aquella noche en la que nuestros caminos
se separaron en una unión sin igual,
un choque cósmico de fuerzas que se repelieron.
La sangre de mi sangre,
la alegría de mi vida desapareció entre tus brazos,
recuerdo cuando el portal dejó entrar la luz de mis ojos
y observaron el demonio de los tuyos sobre el ángel de los míos.
Un demonio como nunca había visto tomó posesión de ti,
un demonio que rompió la luz de demasiadas vidas,
tus tentáculos rodeándola, tomando lo que no le pertenecía,
apagando la luz más brillante que las estrellas han visto.
Agitado sobre el cuerpo inerte,
junto a su vida se fue tu demonio,
tus lágrimas rodaron,
las mías también,
las del mundo completo.
Que solo el cielo es dueño de la justicia,
que un alma humana solo posee la venganza,
y yo tan humano como jamás había sido
tomé lo único que el destino me permitía.
Amigo mío, te llevaré en un último viaje,
por mil infiernos, ida y vuelta,
amigo mío, sorprenderé al mismo creador,
con tu miedo y tu dolor.
Y ahora que soy testigo de tu muerte como lo fui de tu vida,
observo tu último aliento con la más grande felicidad,
en una danza de sangre, gritos disculpas y súplicas,
que quedarán entre nosotros, nuestro último secreto.
que quedarán entre nosotros, nuestro último secreto.