El entrenamiento era bastante rudo, en especial para alguien que no estaba acostumbrado a la actividad física, pero lo resistió con destreza y claro está, con magia; durante su entrenamiento Ganhal y el anciano se comenzaron a conocer bastante, se dieron cuenta de que tenían bastantes cosas en común a pesar de sus diferencias de edad y de oficio, al pasar el tiempo, Ganhal observó que el anciano utilizaba una especie de magia para fortalecer su resistencia física al igual que él, pero el anciano le comentó nuevamente que no sabía utilizar magia; el entrenamiento continuó y Ganhal también comenzó a reconocer ciertos rasgos mágicos en el anciano; al concluir el periodo de entrenamiento, ambos estaban agotados y felices de la semana de descanso que tenía.
En este periodo Ganhal le pregunto al anciano cómo harían para respirar bajo el agua, ya que no tenían ningún hechizo y el viejo insistía en que él no sabía magia, el anciano comentó que el entrenamiento era todo lo que él hacía para ingresar a las profundidades. Éste era un nuevo dilema, Ganhal sabía que el anciano utilizaba magia, pero ni él sabía que tipo de magia utilizaba. Como era un estudiante prodigio obtuvo una respuesta fácilmente a todas sus interrogantes; confirmó sus sospechas y le dio su idea al anciano, el cual la aceptó con gusto.
Superó la prueba con honores, como era de esperarse, encontró el hechizo para bajar a las profundidades, cosa que no era tan importante para el archimago, no tan importante como el trasfondo de la prueba, traer de vuelta al estudiante que se había perdido muchos años atrás, sin dejar huella.
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