-Ehm.. ¿realmente no crees que me voy
a creer esa tontería cierto?.- preguntó con cara de esceptisismo
-Perdón...-decía Marie-
-Pero, no importa, todos tenemos un
secreto, no voy a insistir con el tema, pero enserio tu escusa es
malísima.-
-Okey... chicas, ya que estamos aquí,
¿no quieren tomar o comer algo y aprovechamos de olvidar el tema?.-
Ambas asintieron.
La tarde caía lentamente sobre la
ciudad, cambiando el cielo del color celeste a un tono naranjo
rojizo que entraba por la ventana de la casa de Marie, haciendo el
ambiente aún más ameno de lo que estaba y dejando en el olvido el
episodio de la incomoda pregunta.
-... bueno Brenna cuéntame de dónde
eres.-
-Soy del sur, e vivido en varios
lugares.-
-Ya veo, ¿de que lugar más
especifico?.-
-... de Pangui.- Se adelantó en decir
Tamara, poniendo un tono un poco más serio de lo que había estado
hablando hasta ese momento. Marie la miró a los ojos buscando
la respuesta a sus preguntas e intuyendo que algo había en la mujer
que Tamara la conectaba con el suceso del pueblo.
-Ya veo... que extraño nunca haberte
visto, nosotras también somo de por allá.- dijo relajadamente
-Es que siempre he vivido alejada de la
gente, hasta ahora, que quiero aprender música.-
-¿Y eso por qué?.-
-Es que hay un instrumento que
principalmente quiero aprender, el arpa.-
-¿el arpa? Que interesante, ¿hay
alguna razón en especial?.-
-Necesito algunos sonidos que sólo se
pueden crear con un arpa.-
-¿Los necesitas?.-preguntó Tamara.-
-Sí, los necesito, pero la razón
tampoco se las puedo decir, como lo de la fuerza de Marie.-
-Bueno, eso es repetable, así que
mejor dejemos el asunto ahí, además ya es tarde, creo que las voy a
llevar de vuelta a sus casas.- Las tres mujeres se levantaron y se
dispusieron a viajar en otro automovil de Marie, una camioneta Ford FWD 2010 verde, mucho más espaciosa que el vehículo de lujo en el que llegaron.
-Otro auto más Marie... no será
excesivo tanto lujo para una sola mujer.-
-Nunca es suficiente querida.-
respondió con una gran sonrisa pícara y sincera. Emprendieron el
viaje de vuelta, tranquilamente viendo como desaparecía ahora el
naranjo del cuelo y en su lugar se imponía el negro manto de la
noche con las estrellas tapadas por las luces y gases de la ciudad.
Viajaron por la ciudad, dirijidas por Brenna hasta llegar a una casa
antigua y de piedra.
-¿Aquí vives?.- preguntó Marie
-Sí, esta es mi pensión.-
-Bueno, nis vemos, cuidate.-
-Cuidate, nos vemos.-
-Chao chicas, nos vemos.- salió de la
camioneta y entró a la antigua casa resguardada por las miradas de
las mujeres. Cuando la puerta se cerró las mujeres partieron
también.
-¿Realmente crees que tiene algo que
ver?.- inquirió Marie.
-No tengo idea, pero sé que algo debe
saber, no es una persona muy normal que digamos.-
-Algo noté pero nada que fuese
extraordinariamente fuera de lo común.-
-mmm... bueno, no creo que sea una
coincidencia, habrá que esperar para ver.-
-Quédate hoy en mi casa, para que
hablemos.-
-Está bien, además no quiero estar
sola, me siento intranquila.-
Volvieron las jovenes a la casa de
Marie y se sentaron en la misma mesa en la que habían estado durante
la tarde.
-Mañana es un día muy importante.-
-¿Por?.-
-La empresa que te dije, mañana debo
ver el papeleo y la tendré en mi poder.-
-Eso es excelente Marie, aunque no se
para que quieres tantas empreas, ¿acaso quieres un monopolio
mundial?.-
-Jaja, algo así se podría decir, pero
no, tengo que cumplir con una misión que me autoimpuse y nada más.-
-¿Ya veo y cual es esa meta?.-
suspiró- Espero jamás tengas que
saberlo.-
-mmm... bueno ojalá la puedas
cumplir.-
-Con esto doy un gran paso, quien
sabe,tal ves en unos cuantos años más.-
-¿años?.-
-Sí, años, ya ehe invertido varios,
casi unos sesenta en esto.-
-Entonces es algo realmene importante,
nadie le invierte tanto tiempo a algo que no crea importante.-
-Así es, es algo muy importante; pero
bueno, eso no es lo que nos convoca, Tamara ¿has vuelto a soñar con
Angel?.-
-No, ya hace varios días que no se
aparece.-
-mmm... ya veo.-
-¿Por qué?.-
-Tal ves su fantasma ya se fue al mundo
al que pertenece.-
-Es probable y es lo mejor, de nada
servía que estuviese como alma en pena.-
-Aún así me sigue intrigando lo de
que pidiera ayuda para volver.-
-Debe ser por el apego que tenía a la
vida.-
-No lo creo, no me parece que haya sido
alguien de tan poco conocimiento como para tener un apego tan intenso
a la vida.-
-¿A que te refieres?.-
-El comprendía un poco mejor lo que
pasa en el universo, como para creer que esta vida lo es todo, no me
parece que se hubiese privado de seguir el camino de las almas.-
-Bueno eso si, siempre andaba con sus
tonterías esotéricas y místicas.- Marie se limitó a responder con
una sonrisa rápida y forzada, estaba cada vez más absorta en sus
pensamientos y su rostro no lo intentaba de ocultar.
-Bueno, es tarde y mañana es un día
de cosas importantes, mejor nos vamos a acostar. ¿Te parece?.-
-Sí yo también estoy bastante
cansada.- Marie guió a Tamara en el segundo piso, mostrándole una
pieza, para que descanse, una habitación de un buen tamaño y un
color crema ideal para descansar, en el centro la cama de dos plazas con un, a simple, vista notoriamente cómodo colchón. La mujer entró
y se instaló en la pieza, dejando sus cosas a un lado, con mucha
confianza y comodidad, como si estuviese acostumbrada al lugar, se
cambió de ropa y se pudo un pijama que la Marie le había prestado,
un pantalón y polera de algodón, de un tierno color rosado que
llevó a preguntarse nuevamente sobre la personalidad de la mujer
lobo que tan ruda podía llegar a ser, pero también se combinaba con
una femineidad muy al estilo antiguo; terminada de cambiarse, posó
su cabeza sobre la cómoda almohada y se durmió instantáneamente.
-Hola Tamara, tanto tiempo.-
-¿Otra ves tu?.-
-Claro que sí, aún no me ayudas a
volver.-
-Ya te dije que no puedo ayudarte.-
-Ahora si puedes.-
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