-Ahora puedes-
repitió
-Dime como
entonces.-
-La mujer atlante
lo sabe.-
-¿Atlante?, de
dónde conozco yo a una mujer de la atlántida, ¿no
estarás refiriéndote a Marie?.-
-Claro que no,
busca la mujer de los tatuajes.-
-Angel, ¿no
puedes ser más claro?.-
-Es lo más claro
posible.-
-Dime quien es.-
-Ya lo sabes,
mientras más directo causará mayor confusión.-
-Creo que eso es
al revés.-
-Eso es lo que tu
crees.-
Marie llegó
temprano a la alcaldía, en el mismo automóvil que la primera ves,
igual de impecable que la primera ves. La mujer vestía una chaqueta
de cuero que llevaba abierta y bajo esta mostraba una polera amarilla
combinando con pantalones de cuero.
Subió hasta la
oficina del alcalde y tras la previa presentación de la secretaria
de este entró a la oficina quedándose de pie frente al escritorio
de madera simple de pino tras la cual se hallaba sentado el alcalde.
-Seré breve.-
dijo agresivamente la mujer- vengo a ver que todo esté listo y
llevarme mis papeles con el permiso firmado.-
-Bueno señorita
Louve estamos muy bien encaminados, ya los terrenos son suyos pero
hay un inconveniente.-
-Creo que le di el
suficiente dinero para que no los hayan.-
-Claro que si,
pero el hecho es que el consejo está presionándome por un informe
sobre el laboratorio que desea ubicar, ya sabe, quieren saber el tipo
de laboratorio que se va a instalar.-
-Dígales que es
algo de cosméticos.-
-Debe preparar un
informe y exponerlo dentro de un mes.-
-Un mes.- gritó
furiosa la mujer-Acaso le parezco alguien con tiempo que
perder, ya he gastado con ustedes valioso tiempo y dinero, creo que
llevaré este proyecto a otra ciudad y a otro alcalde corrupto.-
-Señorita si se
trata de ir deberá pagar por la anulación de los papeles y además
intentar este proyecto en otra ciudad le llevará un largo tiempo
más.-
-Ya veo que eso es
lo que usted quería, quedarse con el soborno y además con el dinero
de la anulación de los papeles.-
-Oh, no no,
señorita como puede usted pensar así de mi.-
La mujer saltó
sobre el escritorio y puso su pié en el cuello del alcalde aunque
sin presionarlo fuertemente -Viejo realmente jugaste bien tus cartas
y te aprovechaste de mi apuro, te voy a dejar quinientos mil más y
me arreglas este asunto para mañana ¿esta bien?.- dijo presionando
un poco el cuello del hombre que a pesar de su dificultad para
moverse y respirar bien tenía una sonrisa muy marcada en su viejo
rostro.
-Claro señorita,
mañana mismo estará todo listo.- Marie quitó su pie del cuello del
alcalde se bajó del escritorio, sacó unos billetes de un
bolsillo interno de su chaqueta y los tiró sobre el escritorio del
alcalde.
-Ahí está tu
dinero viejo, nos vemos mañana.-Dicho esto salió de la oficina sin
mirar atrás, rápidamente y muy enojada. El viejo en cambio se quedó
sentado sonriendo en su escritorio unos segundos, luego tomó su
celular y marcó un numero.
-Es la mujer
vestida de cuero que va saliendo.-
Marie salió de la
alcaldía y se dirigió a su automóvil que estaba
estacionado a media cuadra del lugar, mientras se acercaba dos
hombres grandes vestidos de negro se acercaron a ella, pronto sintió
el cañón de un arma en su espalda.
-Acompáñenos señorita
y que sea de forma silenciosa y tranquila, así nadie saldrá
lastimado.- dijo uno de los hombres, con una voz grave y calmada.
-Claro caballeros,
si me lo piden de esa forma tan amable, nadie se puede resistir.- Los
hombres la tomaron de los brazos y las subieron a una camioneta que
se acercó previa orden de uno de los tipos, todo de una manera muy
sutil, lo que provocó que ninguna persona de las que pasaba por el
lugar se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.
Al entrar al
vehículo, otros hombres que estaban dentro de éste pusieron una
bolsa de tela sobre el rostro de la mujer.
-Excelente
señorita, usted si sabe cooperar, aunque lamentablemente de todas
maneras saldrá herida.- dijo el mismo hombre de la ves anterior. El
otro hombre, comenzó a acariciar las piernas de la mujer.
-El alcalde no
dijo que no podíamos divertirnos con esta hermosura antes de hacer
el trabajo.- dijo y luego lanzó una pequeña risa pervertida
-Bueno, yo les
puedo dar una excelente entretención.- dijo la mujer soltando una
picara risa
-Parece que le
gustaste a la putita, Charlie.- dijo el chofer del vehículo
-Salió media
masoquista, eso me gusta.- respondió el aludido
-Oh, en sus sueños
idiotas, no hablo de ese tipo de entretención, hablo de éste.-
apenas había terminado de hablar cuando en un rápido movimiento que
no les dio tiempo a los secuestradores para dispararle, se
liberó de ambos hombres y les tomó las muñecas; luego de girarlas
y golpearlas contra las paredes del vehículo haciéndoles votar las
armas, les golpeó con su codo en el estómago con una fuerza
sobrehumana característica de la mujer. Mientras el copiloto, hasta
el momento silencioso, estaba sacando su arma, la mujer que ya sabía
cuantos y donde estaban todos sus captores gracias a sus sentidos
perfeccionados por sus dotes de bestia, lo patió en la cara
dejándolo fuera de combate mientras con sus manos rompía la bolsa
que le impedía ver, aprovechando el impulso y el movimiento de
romper la bolsa golpeó nuevamente a los hombres que tenía a su
lado, esta vez en la cara, dejando inconsciente a ambos. De
un salto quedó su cara al lado de la del chofer, quien por estar
manejando en la ciudad no podía ayudar a sus compañeros, posó su
mano en el cuello de éste.
-Bien mi
amigo.-dijo en voz baja -vas a estacionarte tranquilamente
o morirás.-
-Si me matas, tu
también mueres.- respondió tartamúdamente el hombre, que reflejaba
gran miedo en sus palabras.
-Claro que no, yo
no soy tan débil como ustedes, así que ahora estaciónate.-le gritó
la mujer.
El hombre detuvo
disminuyó lentamente la velocidad acercándose a la vereda
estacionando el vehículo.
-Excelente, que
lástima que de todas maneras tengas que salir herido.- dijo la
mujer apretando el cuello del hombre haciendo que éste se
desmaye sin alcanzar a decir nada.
Marie, lanzó los
cuerpos todos hacia los asientos traseros de la camioneta, dejándolos
apilados como bultos y tomó el volante del vehículo, condujo hasta
un lugar solitario de la ciudad y bajó. Miró hacia el cielo y lanzó
un suspiro, no se sentía especialmente incómoda con la situación,
hacía bastante que no sufría algo como eso y recordó unas viejas
aventuras con gangsters , sacó de su bolsillo unas gafas de sol y se
las puso, luego abrió una de las puertas traseras, rompió la polera
de uno de los hombres sacando casi la mitad de ésta y cerró
nuevamente el vehículo. Antes de irse del lugar la mujer abrió el
estanque de gasolina y le dejó colgando el trozo de tela remojada en
el combustible y encendida en llamas. Cuando la camioneta
se encontraba a punto de explotar la mujer pudo ver a uno de los
tipos incorporándose aturdido -pobre imbécil.- pensó
-fuiste el único que sintió la muerte.-
Maie corría y
saltaba por los techos de los edificios con una gran velocidad y sin
importarle la diferencia de pisos entre las construcciones. Corrió y
saltó hasta llegar al techo de la alcaldía, dónde bajó por una
pared hasta llegar a los ventanales de la oficina del alcalde, quien
estaba sentado detrás de su escritorio tranquilamente y que saltó
del espanto que se llevó cuando Marie entró rompiendo uno de los
vidrios de dos metros.
-Ya colmaste
mi paciencia viejo imbécil.- dijo Marie, mientras
tomaba al alcalde por el cuello y lo dejaba contra una pared.
-Oh, Dios.-
interrumpió la secretaria del alcalde que acababa de entrar al
escuchar el ruido
-Sale de aquí y
cierra la maldita puerta, no quiero que nadie entre.- le gritó Marie
-ha.. ha..ga lo
que..dice.- dijo el alcalde entre ahogo y miedo.-
Al escuchar al
viejo, la mujer salió de la oficina y se escucharon girar las llaves
de la puerta, dejando solos a Marie y al alcalde.
-No tengo mucho
tiempo, así que te lo diré rápidamente viejo.- dijo
Marie apretando fuertemente al alcalde contra la pared -No
me vengas con jueguitos a mí imbécil, yo no estoy para eso,
soy más peligrosa de lo que tú jamás llegaras a ser ¿entiendes?.-
el alcalde se limitó a mover la cabeza de manera afirmativa -que
bien.-dijo Marie- Por tu manera de ser te quedaste sin nada, quiero
todo listo para mañana y que me devuelvas tres millones de pesos,
eso lo quiero hoy en mi cuenta, te dejare un resto sólo por tener el
valor de intentar engañarme, si no cumples vendré aquí y te
mataré, si le dices algo a la policía, te mataré, si contratas más
matones, los mataré como hice con estos y luego te mataré a tí; sé
que las cámaras de este piso están desactivadas para que puedas
tirarte a tu secretaria tranquilamente y hacer también todos tus
negocios sucios, así que no hay pruebas de que estoy aquí más que
tu palabra, a diferencia de que yo tengo antecedentes y
papeles de que eres un corrupto de mierda. No tienes por dónde
ganarme viejo, volveré mañana temprano, ya estas avisado.-
terminando de decir esto soltó al alcalde, quien cayó de rodillas
al suelo, tomándose el cuello y tosiendo -Nos vemos.- Marie salió
por otra ventana esta ves, una que no daba a la calle como la
primera. Corrió rápidamente hacia su vehículo y desapareció del
lugar sin levantar ninguna sospecha; ya al rato de haber desaparecido
del lugar la policía llegó a la alcaldía a ver que había
sucedido, finalmente en los medios de comunicación, la ruptura del
vidrio fue atribuida a grupos de estudiantes extremistas que
protestaban por una educación gratis y las marcas en el cuello del
alcalde fueron omitidas.
Las mujeres se
juntaron a comer como habían acordado, en un
pequeño restauran dentro del barrio universitario.
-¿Y ese libro?.-
-Es sobre la
atlántida.- respondió Tamara
-¿Atlántida?.-
-Sí, según
Angel, hay una mujer atlante con la que debo hablar para traerlo, por
eso estaba investigando algo, pero es cansador, mejor cuéntame como
te fue con los negocios.-
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