perderme en la noche sería aún más placentero,
el placer de aquel libre loco que viaja por el mundo,
pero maldito fui y el asfalto recibió mi cuerpo inerte,
no sólo una ves, no sólo dos veces,
alma maldita se adhiere a la mía,
consumes de a poco mis sueños,
te llevas de a poco mi libertad,
me dejas sólo la ilusión más sangrienta.
ni la muerte se ve tan terrible ante tu mirada,
pues de esencia es pura y sin mentiras se acerca,
pero tú, ángel del engaño fatal
me muestras el paraíso y me regalas el infierno.
infierno de los sentidos, no poder dejar de sentir,
ni la mente más hábil logra pensar por sobre el alma
y maldita mi alma débil que calló en tu red,
salir y no salir, caer inconsciente sería mejor.
en el espejo se escucha un grito desesperado,
de cerca el aliento empaña la visión y el rostro se pierde difuso,
pero ese grito de dolor aún lo oigo en mis sueños,
aún me persigue en días y noches de lluvia mental,
traspasa mi carne y se hunde en mis huesos,
se clava como hierro ardiendo y quema todo mi ser,
ni siquiera puedo gritar, no tiene sentido gritar.
Pecador me llamaron, mi pecado era desear,
si busca un hombre la felicidad y la libertad,
esa anarquía mental y social, ¿acaso eso es pecar?
y si lo era que más no importa más
mi destino escrito ya está
dentro del juego de la intriga y la duda
salir nunca ha sido una opción,
escapar nunca ha significado el final.
cazadora de pecadores, de almas libres que buscan felicidad,
blasfemo contra el cielo que me dejó caer de las nubes
sólo para hacerme enfrentar contigo,
para ser el bufón del circo divino,
jugar el juego del sadismo universal.
Encontraste una presa ideal para deleitar tu paladar,
encontraste la sangre perfecta para tu néctar;
consume lo que quieras,
pero no juegues al sadismo
sé rápida, da el golpe final.
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