viernes, 28 de diciembre de 2012

Caminante

En parte somos lo que hacemos,
lo que pensamos
pero mucho más,
somos lo que a nosotros mismos
tratamos de ocultar.

Caminando bajo una lluvia de rayos solares
la mente puede liberar las verdades del destino;
con las sonrisas que me rodean,
la tristeza en los ojos se hace aún más visible,
realzan la amargura y el pesar de la propia vida,
¿es acaso un reflejo propio?
¿o la verdad del universo que se alza
como un negro espectro frente a mis ojos?,
me atrapa y me lleva a la oscuridad.
Un sutil intento de devorar la cordura que me queda.
Sin embargo,
continúo caminando bajo esta lluvia

Pesados pasos de cemento,
pareciera que mis pies se mezclan con el suelo
y que los pocos árboles a mi al rededor se alejan más y más,
pero sin embargo
sigo caminando,

Hace mucho tiempo que camino,
que ya en las arenas del pasado
se ha enterrado el motivo para tanta marcha por tantos lugares,
rumbo fijo de motivaciones olvidadas.

En el fondo de mi alma se guarda la esperanza
esa esperanza que el resultado olvidado es un corazón brillante,
la felicidad misma,
caminar ciego hacia la luz.


Invoco con fuerza y resolución.
Sólo el ser de la luz magnífica puede ayudar en la desesperación;
el trayecto se vuelve demasiado agotador para no necesitar un aliento
y este ser eterno, más infinito que el propio universo
se aparece, y extiende sus brazos hacia mi:
continúa tu camino, tu mente puede no saber las respuestas,
pero tu corazón las tiene grabadas con el fuego inmortal,
la misma esencia del todo y la mía,
queda mucho, pero cada vez menos.

y luego...
luego.. ¿qué?...
los árboles estaban  de nuevo cerca,
eran pocos, pero estaban ahí, entregando vida,

aún la lluvia del sol seguía quemando mi cuerpo,
desesperando mi mente,
hasta que...
y luego, el camino de nuevo, se hizo fácil de recorrer.

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