En el umbral de la puerta me espera
con la mirada fría.
cuantas veces nos habíamos visto
antes,
cuantas veces, que te me hiciste
familiar,
nunca has tenido alguna expresión,
algún sentimiento,
nunca has existido siquiera más allá
de lo que puedes ser,
me acerco a ti y posas tu fría mano en
mi rostro
me acaricias con compasión, pero no
sientes compasión.
Lo falso y verdadero pierden
importancia,
las mentiras no son más que recuerdos
y las ilusiones mueren como las hojas
en otoño
no soy yo más, no soy nada más
clavas tu mirada en mi corazón
tranquilo,
tal ves te sorprende que no me altere
en las puertas del umbral,
tal ves esperabas que fuese así
o tal ves es parte de tu ritual,
yo que
sé;
a mi que me importa.
Camino a tu señal y nos alejamos del
mundo,
las estrellas ya no son tan lejanas,
aunque en un segundo están aún más
lejos,
ya no siento nada,
no hay dolor,
no hay tristeza,
pero tampoco hay felicidad,
ahora sólo hay esperanza,
pero incluso la esperanza se pierde
y así mismo yo me pierdo para siempre.
Finalmente dejamos este plano
y nos movemos dónde sólo las almas
pueden,
ahora ya no existo nunca más,
por fin y sin respirar,
duermo en la nada eterna.
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