viernes, 22 de abril de 2011

la prueba

Se detuvo en la puerta de su cuarto para echar el último vistazo a su antiguo refugió, su hogar, aquel mágico lugar que lo mantenía a salvo del mundo exterior, observó con gran congojo y nostalgia las paredes de color verde sobrio que él mismo pintó con la intención de darle un aire intelectual a su habitación, revisó de nuevo el lugar dónde durante más de 20 años tubo guardadas sus cosas, su historia, que ahora se transformaban es simples recuerdos, simples pero importantes.
De nuevo miró aquel rincón de su habitación dónde encontró el secreto que ahora hacía que dejara toda su vida atrás, la esquina al lado de la ventana; dónde se ponía a beber un café mientras distraía la mente de las cosas que estaba estudiando o para recrearse e inspirarse, pero que de un momento a otro se transformó en el lugar que marcaría el resto de su vida.
En su mente se mantenía vivo el recuerdo de esa tarde del día anterior, recuerdo que jamás desaparecería de su memoria, hasta el día de su muerte; estaba estudiando su libro de química y decidió darse un descanso con una taza de café como era su costumbre, bajó a la cocina, una cucharada de café y dos de azúcar en la taza como era la costumbre, subió a su cuarto nuevamente y movió su silla con ruedas hasta un lado del escritorio, para quedar posicionado al lado de la ventana, miró la ciudad con los mismos ojos de siempre, varias cosas habían cambiado durante todos los años que llevaba realizando ese ritual que comenzó cuando era un niño, pero esa tarde ciertas cosas no fueron iguales, mientras miraba por la ventana notó a un hombre de estatura media, con un sombrero que tenía una cinta al parecer de seda, un abrigo largo hasta los pies y un bastón de madera con una esfera brillante en la empuñadura, todo negro y misterioso, pero nada del otro mundo, se quedó mirando al hombre como pasaba por el frente de su casa y se percató que de pronto el hombre también lo miraba a él, con sus ojos grandes, negros, profundo e hipnotizadores, el hombre tenía un rostro rudo, una barba mediana que comenzaba con un bigote que le recorría y cercaba toda la boca y que luego se expandía hacía los contornos de su rostro delgado pero firme. De pronto el hombre misterioso esbozó una sonrisa y desapareció en una nube de humo que salió desde el suelo rápidamente y que lo cubrió en menos de un segundo, dejando sólo un papel en dónde se encontraba, claro está que el joven quedó totalmente estupefacto ante este hecho, pero siempre había sido un persona de pensamientos rápidos y acciones rápidas, así que corrió escaleras abajo, salió de la casa y fue a buscar el papel que había dejado el extraño, amplia fue su sorpresa al ver en el papel su nombre y una invitación...
“encuéntrame; mi ubicación la conoce tu corazón”.
Así el joven dejó atrás su habitación, su hogar y sus recuerdos para encontrar la verdadera vida.

1 comentario:

  1. wow subiste 2 cosas!! wii~~
    te gusta harto el tema de los magos verdad??
    este me gusto harto :D realmente me intrigo bastante >.< dime que tiene segunda parte D: me quede con ganas de saber si sigue u.u
    andaré pasando por si subes algo mas ^^ me gustan tus cuentos

    Neko :3

    ResponderEliminar