jueves, 31 de enero de 2013

Noche de Otoño

La llama de la vela se movía tranquila,
inmutable a lo que acontecía,
ella sólo ondulaba en la fría noche de otoño;
tan mágica como sólo en esta estación se puede presentar

La llama ardía y consumía lentamente la vela,
el viento silbando en mi ventana
me pedía entrar, pero yo me negaba;
mientras los gatos narraban el futuro.

Que mal presagio,
¿Es acaso que este será el último otoño de mis ojos?
¿Acaso los cuervos vendrán desde el mismo infierno?
gatos, dejen de maullar.

Pero no se detienen,
siguen presagiando un final,
la llama inmóvil sigue consumiendo la vela,
el reloj de mi vida sigue perdiendo arena.

Cállate maldito gato del demonio,
¿No hay nada mejor en tu vida
que dar crueles visiones de desesperanza a hombres solitarios?
no será esta la noche en la que nadie llore mi muerte.

La llama se silencia se apaga
y el cruel presagio del gato se detiene,
pero yo sigo en la fría noche de otoño,
lejos de mi hogar por un momento,
tocando el viento con mi rostro.

Un hombre nunca camina sólo,
siempre está acompañado de sus miedos y virtudes,
y no soy yo la excepción a la regla,
no soy más que otro más.

La noche sigue avanzando,
al igual que la noche anterior
y la anterior a esa,
fría y nostálgica como todas las noches de otoño

Soy sólo un hombre que camina
sin rumbo verdadero
y así me gusta perderme,
en las luces nocturnas de la ciudad.

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