Conocedor de verdades parciales,
invenciones de tu propia mente enferma y distorsionada
deseosa de autorrealización inalcanzable
en una lucha sin ojos vendados.
Inútil sabio de cartón,
dibujado por un niño sin miedo ni respeto,
disparas tus enseñanzas al aire
y hasta el aire reza por tu pobre alma.
Eres la foto de un hombre más alto que una montaña,
una simple mentira desde un ángulo ideal
capturado por cámara barata.
Eres el retrato de la educación sin sentido.
Hablas antes de pensar y sepultas con odio la razón,
incapaz de comprender lo hermoso de la ciencia
golpeas con fuerza la verdad y la pisoteas en el suelo.
Todo se trata de no comprender más allá de tu imaginación.
Tu aura de amargura destruye el pasto que pisas,
destruye las mentes de quienes te escuchan,
obligas al mundo entero a que te rechace,
obligas a los fusiles a dirigir sus proyectiles a tu cráneo.
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