Aquella mirada altiva y poderosa llamo mi atención.
Desafiando al mismo cosmos con tu postura agresiva frente a la vida,
tal ves fue una mensaje encriptado para mi,
a pesar de que las balas entraron con furia por tu carne, me decías: lucha.
No podía creer esa mirada al caer,
sin dolor ni arrepentimientos,
sólo tú combatiste cuando ya no podías continuar luchando,
ganaste incluso siendo quien besó el suelo.
El charco de sangre que rodeaba tu cuerpo
se burlaba de los asesinos,
te rodeaba tu propia fuerza como un aura,
un escudo impenetrable a tu espíritu que nunca se rindió.
Seguía perplejo yo, amarrado y esperando mi turno,
pero sin temor, sentí tu fuerza entrar en mi
y en todos los que ahí estábamos,
nos regalaste fuego que ardió en nuestro ojos.
Venceremos! gritamos todos al mismo tiempo,
sin planearlo, estaba en nuestras mentes,
venceremos, fue lo que tu mirada nos enseñó aquel día,
aunque no logremos ver esa victoria, tal ves nuestros hijos lo hagan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario