Parte I
En aquel tiempo pensaba
querer que ella fuera toda para mí,
cuando era yo el que quería ser todo para ella…
Unas catacumbas hechas de piedra, en la que estaban gravadas cual
libro antiguo en todas sus paredes extrañas palabras en una lengua antigua, al
final de las catacumbas había una gran puerta doble, que se extendía a lo largo
y ancho de la pared final del pasillo, este lúgubre lugar era el campo de
combate. Cerca de la puerta se encontraba un hombre joven, de vestimenta negra,
botas de cuero, una túnica mágica y una armadura de dos piezas sobre esta,
Draak era su nombre, en su mano derecha tenía una espada con extrañas
inscripciones y de la cual salía una tenebrosa energía, la espada estaba
incrustada en el suelo, y su energía viajaba por el hasta la puerta abriéndola
poco a poco, con la otra mano mantenía un campo de fuerza que desviaba todos
los ataques que los soldados que estaban frente a él le arrojaban mientras
estos mismos luchaban contra los horribles demonios y bestias que salían del
otro lado de las puertas entreabiertas.
- ¡Deténganlos, que no lleguen a la superficie! - grito un caballero
- Es inútil, siguen saliendo más y más, debemos cerrar las puertas o
no podremos detenerlos a todos - dijo Ilión, uno de los Comandantes - ¡Egrin,
date prisa con ese hechizo! - Ilión era un caballero ya mayor con una armadura
azul, una espada de una mano y botas azul pardo, su pelo era castaño, corto y
en puntas.
- ¡Si no pongo todo mi poder no lograre traspasarla! - dijo Egrin,
pero en su interior pensaba “no lo lograre, tendré que hacerlo…” y comenzó a
brillar una luz blanca alrededor de él
- Egrin ¿Qué estás haciendo? - dijo Ilión dándose cuenta de lo que
pasaba - ¡No lo hagas, tu alma también quedara sellada tras la puerta!
Pero ya era
demasiado tarde, Egrin pronuncio su última palabra – cuídala… - su armadura
blanca desapareció y su cuerpo resplandeció hasta convertirse en un solo rayo
de luz blanca que cubrió todo el pasillo, mientras avanzaba hizo desaparecer a
todos los demonios a su paso y al chocar contra el campo de fuerza lo disipo
empujando a Draak tras la puerta y luego golpeándola haciendo que se cierren de
golpe, se escucho un alarido del otro lado justo antes de que se formara un
sello en la puerta, un instante después las catacumbas comenzaron a
derrumbarse. Ilión quedo conmocionado, pero luego de un breve momento hablo
- Todos afuera, este lugar se desmorona - y pronunciando un conjuro
creó un sello en el suelo que transporto a todo el mundo fuera de las
catacumbas, observando en silencio como caían sobre sí mismas enterrando las
puertas, habían triunfado pero nadie se alegraba, Egrin, su Rey, había muerto,
se había sacrificado a si mismo sellándose tras la puerta, era un día de
tristeza. Ilión miro a las montañas y pensó en lo que debía hacer ahora, su
trabajo aun no terminaba, quedaba todavía una desagradable misión por cumplir.
17 años después…
En un prado, en
el campo, se libraba una batalla
- Nunca bajes la espada Ginn - dijo un viejo a una joven mientras
saltaba y la atacaba desde arriba hábilmente girando, aunque manteniendo su
espada aun en su funda azul marino, la joven dio un rápido paso hacia atrás y
esquivando el ataque con gracia mientras también giraba en paralelo terminaron
cruzando sus espadas quedando ambas apoyadas en el cuello del rival – bien,
bien, terminemos por hoy, recuerda que debes dormir temprano, mañana viajaras a
la capital para comenzar la academia, mi pequeña nieta
- Sí, lo sé abuelo - dijo Ginn con una sonrisa sincera en la cara,
denotando el cariño que sentía por su abuelo – pero… ¿No crees que me costara?
ya que nunca he podido manipular ningún elemento… - Ginn es una joven de 17
años, pelo castaño largo hasta la cintura, ojos café oscuro y mirada amable,
lleva puesta una cota de malla sobre una camisa y pantalones entallados para
mejor movilidad
- Sí, sí, ya me di cuenta de eso - diciendo esto como si fuera algo
trivial y luego con una sonrisa picara en los labios como a punto de mostrarle
un dulce escondido a un niño – por eso quiero que lleves esto - le mostro su
espada enfundada – mi espada te protegerá
- ¡Muchas gracias abuelo! - grito de felicidad la joven mientras se
acerco a abrazar al anciano sonriendo
- Recuerda que solo debes ocuparla cuando sea realmente necesario -
dijo luego de separarse de ella y mirándola ahora con seriedad – ha sido mi
compañera durante décadas y durante ese tiempo se ha acostumbrado a mi energía
y la ha consumido de a poco, su poder no es el de una espada ordinaria, sé que
no la trataras como un juguete, pero de todas maneras se responsable
- Sip, lo recordare- sonriendo aun y recibiendo la espada. Dos días
después Ginn ya estaba instalada en su nueva casa, en la ciudad de Erehwon,
capital del reino del mismo nombre, una casita modesta, con una habitación para
ella y una para invitados, una cocina pequeña, un living comedor y un baño,
“pequeña pero acogedora” fue la primera impresión que tuvo Ginn con una sonrisa
en la cara cuando se mudó, al día siguiente despertó temprano, era su primer
día y no quería llegar tarde a clases, desayuno rápidamente, se alisto y salió,
se sentía observada pero no le dio importancia y se fue – Real Academia de
Caballeros, la mayor institución de defensa nacional y del ciudadano, seguro
que si me hago caballero podre viajar mucho durante mis misiones- se decía a sí
misma, cuando vio frente suyo la entrada de la Academia, y en ella un alumno
que vestía el uniforme, pero el color del emblema de la academia denotaba que
era de un curso superior
- Puedes pasar - le dijo – nosotros los de ultimo año nos encargamos
de verificar si pasan o no la primera prueba, la puntualidad, si no son capaces
de llegar a tiempo no son dignos de entrenarse en esta academia
- Que estrictos - dijo Ginn sin reparos
- … ok, entra si no quieres quedarte afuera y perder el año, apresúrate
que aun tengo que ir a buscar a dos más
- ¿Eras tú el que me estaba siguiendo? - pregunto, pero el alumno de
ultimo año ya había desaparecido. Ginn entro a la academia y lo primero que vio
fue un cartel en la puerta que decía:
“Los alumnos de primer año
Presentarse en la sala A-1
El Director”
por ahora no pinta mal, me pregunto que cosas cambiarás al editarla, las descripciones desde mi humilde opinión deberían ser mas detallados, aunque esto habitualmente vuelve a las historias un poco aburridas, si no se colocan en una justa proporción a los acontecimientos. Hay un buen material desde el cual trabajar. Me agrado.
ResponderEliminarSuerte.