lunes, 30 de diciembre de 2019

La torre negra (parte 3)

Desesperación, miedo, odio, recorrían nuestras mentes y nuestros cuerpos. Llevábamos tiempo discutiendo, tiempo que todos sabíamos que no teníamos, pensamos varias cosas, finalmente decidimos que entraríamos de a poco en la pared, comenzando por los objetos y luego con los cuerpos, era arriesgado, ni siquiera sabíamos si era posible que esas masas viscosas se podían atravesar, pero parecía lo más "lógico" en el momento.
Laura fue quien decidió hacerlo, creo que le ayudaba a calmarse, me pareció lo más correcto en el momento. Tomó el martillo y comenzó a introducirlo lentamente, según ella había una pequeña resistencia pero podía continuar, finalmente logró introducir el martillo completo exceptuando la parte por dónde ella lo tenía sujeto. Lo sacó lentamente y nos dimos cuenta que se encontraba en las mismas condiciones que antes de meterlo en la pared, decidimos hacer un nuevo ensayo, esta vez dejando el martillo dentro de la pared por un minuto; nuevamente el mismo resultado, el martillo salía completamente intacto, eso causó una especie de ansiedad en todos, era muy probable que estas cosas si sean portales a algún lugar. Ahora tocaba comenzar a introducir partes del cuerpo, nuevamente Laura decidió hacerlo, comenzó a introducir tímidamente un dedo, cuando lo hizo completamente dibujo una mueca en su rostro, como esperando algo diferente, con un poco más de rapidez su mano fue desapareciendo dentro de la pared ante nuestra mirada impaciente y preocupada -se siente igual, viscoso pero no duele, es un poco frío pero no extremo, es denso pero mi mano se puede mover con libertad, no se que es pero no hace daño.- Terminó de decir eso y metió completamente su mano, luego su antebrazo y así hasta llegar a su codo. -Nada.- dijo - Sigue la misma sensación.-
Vi en su rostro cierta impaciencia, así que le pedí que quite su brazo de la pared, al hacerlo notamos lo mismo que con el martillo, absolutamente nada fuera de lo común. Eso parecía que había generado algo de calma en todos, eso creía yo, pero no reparé en la mirada impaciente de Laura, aún no se calmaba, nunca se había calmado, realmente nunca pude adivinar que había en su cabeza, sólo la vi mirar hacia la pared y con un impulso saltar en su interior. Nadie fue capaz de detenerla, quedamos paralizados por unos diez segundos. El primero en reaccionar fue Alberto, era un hombre delgado y alto, tenía el cabello corto y rizado, sus ojos eran de un verde intenso, era realmente un tipo que uno llamaría apuesto y que durante toda la preparación del viaje conectó rápidamente con Laura. corrió tras ella, sin embargo, al tocar la pared no fue capas de traspasarla, la golpeó fuerte haciendo un ruido que se esparció por el salón y nos hizo reaccionar, lo tomamos por los hombros y lo sentamos en el suelo, el sonido podía delatarnos, no podíamos entrar en desesperación, era una muerte segura si llamábamos la atención de los agarth, aunque tampoco podíamos saber si la locura de Laura lo había hecho.
El tiempo estaba en nuestra contra, no teníamos idea que hacer ni como continuar, no sabíamos que había pasado con nuestra compañera o siquiera si estaba viva. Sentía un sudor frío en mi espalda y la intranquilidad propia de la presión por tomar una decisión insegura, vi a mis compañeros acercarse constantemente al lugar desde el que desapareció Laura, pero ahora se encontraba tan sólido como el resto de la pared. Quedaban otros dos lugares con la misma consistencia supuestamente, dos portales, tal vez o dos muertes seguras, a esta altura no teníamos idea, me acerqué al portal más cercano y puse mis manos sobre la pared, mi intranquilidad se aumentó y tal vez dejé escapar un pequeño grito, la pared era sólida, corrí al último portal y me encontré con lo mismo; estábamos atrapados sin poder avanzar, lo más sano en este punto parecía volver al barco e irnos para pensar en alguna estrategia o traer implemento que nos ayuden a adentrarnos más en la torre. Mis compañeros notaron mi intranquilidad y se acercaron a preguntar, al darles la noticia todos se pusieron tensos y comenzamos a discutir sobre la idea de irnos del lugar, sin embargo había un gran problema, si Laura no había muerto al entrar en la pared, era seguro que lo haría si la dejábamos en la torre.
Mientras discutíamos caminamos tal vez sin darnos cuenta hacia el umbral del que veníamos, acercándonos a la entrada improvisada que hicimos en la torre; en el momento que estábamos por cruzar el umbral ocurrió lo impensado, de la nada, casi al lado nuestro se abrió la pared del salón blanco, sin ruido ni destrozos, sólo se partió una parte de la muralla desde el suelo hasta el techo y se abrió rápidamente, por detrás de la abertura la luz era igual que en los salones que conocíamos, pero ahí, casi a unos 2 metros pudimos distinguir como entraban tres seres. Eran pequeños, probablemente no más de 1,2 metros, de grandes cabezas calvas y piel roja como la carne expuesta, sus ojos eran casi inexistentes y sus rostros deformes, no se podía distinguir bocas o nariz entre los pliegues de carne que tenían, eran delgados, de torsos rectangulares y de brazos y piernas como varillas de un árbol. Sólo la piel de sus cabezas estaba llena de pliegues  todo el  resto estaba muy estirada, tanto que parecía que se iba a romper en cualquier momento. Nos quedamos paralizados, la ansiedad e intranquilidad se transformó en un terror absoluto, mi respiración era jadeante y rápida, si continuaba así probablemente me desmayaría por una hiperventilación, de pronto sentí que me tiraban hacia atrás y entré nuevamente a la habitación de madera de un salto. ahí estaba frente a mi Miguel, mirándome fijamente a los ojos.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

La torre negra (parte 2)


 Abrimos lentamente el agujero, observando si habían agarth en el lugar, casi como si fuera premeditado no había nada, el espacio estaba iluminado por alguna fuente que no lograba distinguir, no parecía luz eléctrica ni de fuego, pero era una luz fuerte que se metía en todos los rincones. El espacio estaba vacío, tenía un piso que parecía mármol o piedra muy pulida, con cuidado continuamos agrandando el agujero hasta que lográbamos entrar por el. Así lo hicimos y yo fui el primero que se introdujo, era más cálido adentro, tanto que sentí fuerte calor, necesitábamos deshacernos de las ropas que traíamos, pero dejarlas simplemente tiradas era demasiado peligroso, lo mismo que dejar abierto el agujero, entraba demasiado viento frío, muy obvio. mientras iban entrando todos, discutimos como solucionaríamos este problema; la solución elegida fue que uno se debía quedar a tapar el agujero desde afuera lo máximo posible, utilizando más partes de la misma torre, como también guardar la ropa de todos. Fue Hernán finalmente el elegido para quedarse, si bien podía ser muy útil por su tamaño y fuerza, difícilmente podríamos pelear contra un agarth y nos servía más su fuerza para romper y armar el parche de la entrada.
Estábamos entonces listos para caminar por el espacio infinito de esta torre, nos llevamos unas linternas por si eran necesarias, un hacha de mano y unas bengalas. Avanzamos cuidadosamente por el gigantesco espacio vacío, se oía ligeramente el golpe de las olas contra las paredes, pero además de eso no había otro sonido, ni siquiera el de nuestras pisadas. Llegamos al primer umbral, era de unos dos metros de ancho, en el borde me apoyé en la pared para observar hacia fuera, nada, todo vacío, para saber si era normal o extraño no teníamos suficiente información, de la torre sólo se sabía la locación, pero nadie jamás había entrado. Esto era estúpido y arriesgado, pero no había otra alternativa, no había tiempo para planear otra forma así que sólo quedaba la opción de arriesgarnos a todo por todos. Mi mente estaba medio nublada, mi corazón muy agitado, creo que en ese momento no podría haber articulado alguna palabra, estar en la inmensidad de ese espacio era tan maravilloso como atemorizante, el silencio solo hacía que mis pensamientos incoherentes resuenen más fuerte en mi cabeza, en cualquier momento esperaba que llegara el final, un ejército de agarth y todo acabara, pero nada de eso había ocurrido, al menos no aún. Pasamos del umbral, la siguiente sala parecía echa de alguna madera, que la cubría desde el techo, que se encontraba a unos 5 metros de altura, hasta el suelo que pisábamos, toqué el suelo, se sentía como madera, pero no se veía una tabla, era todo lo hecho de una pieza, lisa, sin relieves, como si nos encontráramos dentro del tronco de un árbol más que gigante. En este lugar ya no se oía el golpe de las olas, por lo tanto, considerábamos que estábamos acercándonos al centro de la torre, nuevamente un espacio gigante, probablemente unos 30 metros de diámetro, vacíos.
El vacío y la ausencia de ruido no ayudaban a nadie, podía sentir los nervios de todos, el ambiente se estaba volviendo tenso, nadie hablaba, sin embargo, se podía notar en los rostros, incluso la aparición de un agarth podría darnos un poco más de tranquilidad, hacernos sentir que estábamos en el lugar correcto, que no había una emboscada esperándonos.
Laura, era una bióloga, estudiosa de las criaturas marinas que habitaban climas fríos, se fue acercando a nuestra investigación al darse cuenta de anomalías genéticas y conductuales de los peces que habitaban cierta zona entre el continente y la Antártida, claramente esa zona era exactamente la que rodeaba a esta torre, de alguna forma, influía en los seres que se encontraban cerca, de tal forma que eran capaces de modificar su ADN. Podía sentir su respiración jadeante cerca mío, mostraba al menos ser la persona más nerviosa del grupo en este momento, a pesar de que siempre había tenido una personalidad tranquila. Me tomó de los hombros y apoyó su cabeza en mi espalda, al parecer buscaba calor humano y tranquilidad, traté de mantenerme tranquilo, aunque su contacto me hacía querer estremecerme, sentía la responsabilidad de ser el soporte de todos, aunque no era el líder de nada, supongo que por ir en frente. A diferencia del salón anterior en este no se veía una salida, estaba completamente cerrado, por lo tanto, solo atiné a poner mi mano en la pared y recorrer el enorme salón. En eso estaba, a paso lento y nervioso, mientras mi mano tocaba la lisa superficie y todos me miraban nerviosos y extrañados y me seguían como hipnotizados por mis movimientos. Cuando iba por la mitad del salón vacío sentí como si lo sólido se pusiera viscoso, sin embargo, al quitar mi mano esta salía completamente limpia y sin rastros de nada. Silenciosamente indiqué a mis compañeros acercarse y poner su mano en el mismo lugar, todos sentíamos lo mismo. Esto era aún más inquietante, la realidad al parecer podía ser transformada, si había ilusiones aquí nada podía asegurar que no había más y que todo lo que estábamos viendo en este momento eran solamente ilusiones. Se sintió nuevamente un aire de desesperación recorrer todo el lugar, los rostros de todos se veían más y más intranquilos y yo no tenía la fuerza mental para calmar a nadie si no podía siquiera calmarme a mí mismo. En algún momento de mágica ventana de calma, observé a Laura, estaba aún más intranquila y sabía que en cualquier momento podría cometer un acto de locura, la tomé por los hombros y la sacudí fuerte, me miro con ojos desorbitados, pero aún con algo de cordura, susurré. cálmate o moriremos ahora mismo; ese susurro llegó a los oídos de todos y pareció tener un efecto positivo de alguna forma, de a poco todos comenzaron a respirar menos agitados, nos sentamos a pensar por un momento, llegamos a la conclusión que lo más lógico era continuar palpando la pared por si existían más zonas de ilusión. Al final del paso por todo el salón encontramos 3 zonas, lo más alejadas posibles la una de la otra, podían ser algún tipo de portales, era lo más "lógico" como también podía no ser nada o entrar y morir horriblemente, tantas y maravillosas posibilidades.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Compra y venta

vendo señores, vendo mi alma
mi orgullo lo regalo a los perros,
vendo señores, mi espíritu y lucha,
pues ya regalé mis amables palabras

Usted señor, a adquirido un gran producto
pero debe pagar señor,
pues las palabras se las lleva el viento,
no soy su perro ni su esclavo, usted tiene mi silencio.

Pero la vida señor, es un producto delicado;
la calma señor, lo es aún más,
así que no agite las aguas,
y que el viento sea solo una brisa,
pues no querrá que todo se esfume en sus ojos.

Y cuidado señor que no hay devolución,
cuidado señor con el trato que tiene con su adquisición,
pues los tratos que tenga serán devueltos,
será tal vez que el karma a comprado.

La torre negra (parte 1)


Viajábamos en dirección a la Antártida, es un viaje que se hace en avión normalmente, sin embargo, y a pesar de lo peligroso lo estábamos realizando en barco. Nuestro medio de transporte era relativamente pequeño, reforzado para aguantar el oleaje y la temperatura extrema, estaba hecho para esta expedición, al igual que nosotros, nacimos para esto, aunque supongo que eso no era un tranquilizante a nuestros nervios. Al principio reíamos y bromeábamos, pero todo el ambiente de alegría había desaparecido a medida que nos fuimos alejando de la costa de Tierra del fuego, nuestro clandestino centro de operaciones se encontraba en la zona más austral de Chile, un lugar inhóspito al que sólo unos enfermos de la cabeza se les ocurriría colonizar.
La noche era tan fría como se podía esperar, las nubes cubrían parte del cielo y la luna iluminaba nuestro camino, una luna llena gigante que parecía ser nuestra aliada. En el horizonte helado podíamos ver nuestro destino, una columna gigante y oscura, al principio un punto negro que destacaba en el mar azul oscuro, un punto que iba creciendo desde el mar, a cada momento y en medio de la nada, como una flor en el desierto.
El vaivén del barco se sincronizaba con mi corazón, el aire salado invadía mi boca y el frío congelaba mis huesos a pesar de la ropa térmica, sentía temor por lo que venía, sentía temor por la vida de todos.
En un par de horas, la pequeña columna era una inmensa torre, de unos 100 metros, oscura como la noche sin estrellas e igual de desesperante, la luna en el cielo hacía brillar el mar y el hielo al rededor de la torre.
No podíamos entrar por la puerta principal si es que tenía alguna, no eramos precisamente bienvenidos, pero gracias a los planos obtenidos por la anterior expedición sabíamos de un punto débil, un lugar por el que podríamos invadir este místico y maldito lugar. La misión era compleja, debíamos rescatar un objeto de un inmenso poder, capaz de hacernos viajar en el tiempo se supone, no podía quedar en manos de estos entes.
Los agrath eran algo así como demonios, unos seres deformes malditos con un poder bestial y una inteligencia tremenda, pero como hemos descubierto hasta el día de hoy, no infalible. En eso nos basamos para incurrir en sus dominios.
La gente estaba agitada, nerviosa, nuestro grupo era de 8 personas, siempre los grupos que hacen algo en contra de los agarth deben ser de 8, por algún motivo este número genera cierto grado de victoria en contra de estos seres o al menos, eso creímos haber entendido de los textos antiguos encontrados en las ruinas de México. Muchas generaciones han debido pasar para descubrir aspectos importantes de estos seres, muchos han muerto y otros nadie sabe que les pasó, tal vez, un destino peor que la muerte y aquí íbamos nosotros a enfrentarlos. El mágico artefacto que estábamos por robar no había sido siempre de los agarth, según los textos antiguos es parte de un grupo de artefactos trans-dimensionales que se materializan cada cierta cantidad de años y que estos malditos seres sabían como, cuando y dónde iba a aparecer por lo tanto lo obtuvieron. Ahora dependía de nosotros recuperarlo antes que termine la luna llena o podrán usarlo y la raza humana desaparecer en el olvido.
La barca se aceró hasta unos 2 metros de la gran torre, dentro de las debilidades descubiertas de los agarth es que no son capaces de sentir la presencia de otros seres que no sean de su raza, es por eso tal vez que los aborrecen tanto, al parecer solo al estar en frente de alguien más pueden notarlo, son extraños, aún hay muchas cosas imprecisas respecto a ellos, mucho que no se sabe y muchas mentiras en los textos antiguos.
El diámetro de la maldita estructura debía ser de unos 50 metros y la debilidad se encontraba según sabíamos en el suroeste, por algún lugar del suroeste perfecto de la brújula. Subimos algo así de 3 metros por la estructura rocosa y fría y comenzamos la búsqueda del supuesto lugar, golpeando con martillos las paredes, el sonido no era problema gracias a las olas. El frío y el miedo iba calando en nuestros corazones y parecía que no íbamos a encontrar nunca la entrada, nuestras esperanzas estaban a punto de desaparecer, la desesperación estaba llegando al punto máximo de dolor mental y parecía que nuestros antecesores habían cometido algún error. Mi mente se perdía, trataba de recordar algo positivo, algo que me mantenga vivo sin lanzarme al agua fría. Entre las nubes de desesperación, miedo y enfermedad aparecieron los ojos de ella, ojos cálidos, una mirada que hacía que cualquier dolor valiera la pena, una mirada que no quería que desaparezca en manos de estos demonios; recobré fuerzas y continué con más energía, nuevas energías. Así estuve una medía hora, agarrado de los bordes rectos de la edificación hasta que de pronto cedió un pequeño trozo, sentí alivio y más miedo que nunca, sabía que ahora todo comenzaría realmente.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Caminar

Caminaba entre las sombras de una ciudad sobre poblada, caminaba sin parar ya que mi destino dependía de caminar, caminaba solo y sin compañía, sin destino, sin origen. Mi existencia no llamaba la atención de nadie, sólo pasaba entre la muchedumbre, nadie me notó jamás, nadie esperaba nada de mi. Caminé hasta que las piernas no me respondían y caí al suelo, caí entre la multitud a la que no le importaba y que seguía caminando al rededor de mi cuerpo inerte. Ya no caminaba, pero el mundo si lo hacía, toda la gente del mundo caminaba sobre mí, sin destino, sin origen, todos siguen caminando.

lunes, 21 de octubre de 2019

La risa del diablo

Se ríe para que el paco te pegue con su palo,
se ríe para que la gente pida los milicos en la calle,
se ríe de ti y tu marcha weona,
se ríe y se caga de la risa de Chile también.

Escondido se ríe para que muerda la gente,
En público ríe para traer más represión,
bota cuerpos en las calles y dispara contra inocentes,
se ríe de los weones que creen que va a mejorar algo.

Se ríe cuando ve saqueos y no hace nada,
se ríe cuando las poblas son atacadas,
se ríe cuando los milicos y los pacos te torturan,
se caga de la risa porque tiene más poder.

Hagamos que llore el concha de su madre,
hagamos que pague su risa a costa nuestra,
no somos su broma, no somos su juego,
somos un pueblo vivo y que grita.

Tenemos miedo y debemos seguir luchando,
tenemos dolor y debemos curar nuestras heridas,
tenemos enemigos del mismo pueblo,
pero tenemos fuerza y la sangre hirviendo.

Usemos nuestro canto como un grito de guerra,
usemos la fuerza del pasado y del presente,
usemos la memoria, la fuerza y el odio,
usemos todo y hagamos de su risa un silencio.

Una bella noche

La noche era lluviosa, se podía ver la ciudad en toda su plenitud a través de las gotas en la ventana, le encantaba esa imagen, las luces de la ciudad distorsionadas por las gotas, era como la poesía de la creación. A medida que la lluvia aumentaba, los edificios más icónicos se iban difuminando, la torre de la petrolera se transformaba en una mancha roja y danzante, el casino parecía un árbol de navidad, todo era perfecto esa noche. Su café estaba cargado, de grano importado por el supermercado y molido por dios sabe quien, no importaba, era bueno ¿de calidad? ni idea,  nunca había sido un experto, pero le gustaba el sabor y nada más que eso importaba ¿cierto?
Terminó su café y caminó satisfecho por el living, era un departamento bello, situado en el noveno piso de un acomodado edificio, la decoración era cuidadosa, un toque clásico, mesa y sillas de madera comprada en la mejor multi tienda, y un sillón de cuero bien cuidado, todo muy bien puesto en un principio, pero ahora todo desordenado. Estaba un poco descuidado, cosas por el suelo, tal vez debía limpiar un poco, pero ahora no era importante.
La gran diferencia de un departamento caro y uno barato es que el caro tiene un mejor aislamiento del sonido, es casi como no tener vecinos, claro que se pueden escuchar sonidos fuertes como gritos, pero aísla la mayoría de los sonidos cotidianos, podrías cortar el cuello de tu pareja y ese grito ahogado sólo sería escuchado dentro de tu departamento, era una maravilla. Siguió caminando por el departamento, evadiendo los rastros del descuido, las sillas en el suelo, los vidrios rotos, pasó su mano por la pared manchada de sangre, tomó sus llaves y salió a disfrutar de la noche en la ciudad.

Una masa

Una masa de poder cósmico,
se mueve por el espacio sembrando caos,
una masa de poder que busca respuestas
frente a un universo, más basto y silencioso.

cada átomo es un propio individuo
pero dentro de la masa se mueven como uno solo,
cada electrón unido al de cada compañero
un enlaces gigante, una sola molécula.

Un grito al vacío, al basto universo que no escucha,
un universo que amenaza con meteoritos,
un universo que amenaza con agujeros negros,
un universo sin un plan, con un plan muy definido.

Una masa de poder cósmico
no tiene un extremo, sólo un camino,
no se separa, no se quiebra ni se detiene
y algún día será más grande que el universo.

lunes, 14 de octubre de 2019

Sin nada.

Cae al vacío desde la cuenca de mis ojos,
una gota particular, una gota dolida,
cae sin mi permiso, en su propio antojo,
dejando a su paso un rastro, una herida.

El rojo del infierno, un reflejo de mi alma,
tiñe las lágrimas que ruedan por mis mejillas,
me vacían a cada segundo que pasa,
y se llevan la esencia de la vida.

¿Y que es lo que queda
luego de que el humo se disipa
y las cenizas se las lleva el viento?
solo la nada llena todo el mundo.

Entonces me vuelvo nada
y me pierdo junto al recuerdo de tu todo,
desaparezco en la noche...
desaparezco.





sábado, 9 de febrero de 2019

Te ves mal

“Te ves mal”, sólo eso decía el comentario en la foto, no era el primer comentario negativo que recibía, pero nunca le habían dicho que se veía mal, la trataban de puta, suelta, fácil, pero nunca le habían dicho que se veía mal, así de simple, MAL. no importaba, ella sabía que su cuerpo era glorioso, lo trabajaba arduamente todos los días en el gimnasio, lo confirmaban los miles de seguidores en su instagram, ella era inalcanzable para todos, una referencia de apariencia física, podía ignorar ese comentario.
Seguramente era una mujer envidiosa, podía ignorar ese comentario.
Entró a ver el perfil, era privado, no importa podía ignorarlo.
Ni siquiera lo bloquearía, podía ignorarlo.
Iba a demostrarle que se equivocaba. Al día siguiente su foto era una composición de luces y matices, en el centro ella en lencería fina, un rostro angelical, sutil y sexy, capaz de volver loco a cualquiera. Los likes caían, los “hermosa” llovían y las obscenidades no se hacían esperar, lo típico, lo de todos los días; parecía un triunfo, hasta que apareció: “Te ves mal”, el mismo perfil, la misma persona. “No puedo ser del gusto de todos”, pensó, “no importa, lo puedo ignorar, de todas formas ¿quién es este tipo?” su foto no revelaba nada, era tan sólo una fotografía de una habitación, una habitación hermosa, de un color crema, iluminada por una lámpara de techo. “tal vez un decorador o decoradora ¿cuantos seguidores tiene?” sólo 30 y no seguía a nadie, “¿será nuevo?¿una cuenta sólo para molestar?¿por qué hay gente que sólo se dedica a esparcir odio por el mundo? no voy a dejar que me arruines el día”. Y salió, fue al gimnasio, realizó una historia, luego a comer y otra historia, luego a caminar y otra historia, tal cual lo hacía todos los días; muchas respuestas, lo de siempre “inspiradora, lindo paisaje, hermosa, obscenidades, etc” lo de siempre. pero llegó “te ves mal”, “no otra vez, no de nuevo, no no no no” quería saber por que se afectaba tanto con un mensaje tan simple, de alguien que ni siquiera importaba, una cuenta hecha sólo para molestar, pero no se lo podía apartar de la mente, un mensaje tan simple y a la vez tan destructivo, se estaba volviendo loca con eso, le envió un mensaje “¿por qué siempre escribes eso? es molesto, por favor detente y si no te gustan mis fotos puedes dejar de seguirme y olvidarlas”. Al día siguiente, creyendo que con eso bastaría tomó otra fotografía, algo normal, unas lindas calzas, para mostrar sus piernas tonificadas, una polera suelta estirada con sus manos, una mirada coqueta, una sonrisa sincera y de nuevo los mismos likes y comentarios, todo bien, no apareció el comentario maldito. La rutina diaria, las historias de instagram, los comentarios alabando todo lo que hacía, volvía a la normalidad y estaba feliz, las alabanzas eran tan comunes que había dejado de disfrutarlas, pero ese maldito comentario o mejor dicho, la ausencia de este, hizo que nuevamente los disfrutara. Llegó la tarde y se despidió con una última foto en la que enviaba un beso a todos sus queridos seguidores. llegó la primera alerta, el primer comentario “te ves mal” estaba ahí, entró a ver el mensaje que ella le envió y no había sido siquiera recibido, gritó, maldijo, lloró, se sentía perseguida y frágil, debía hacer algo. Sabía que no serviría ni contactar a una fotógrafa profesional, el comentario iba a aparecer si o si, tampoco iba a dejar su cuenta por un solo comentario, de una persona cualquiera. Decidió darle a seguir, para que ver qué porquerías publicaba este ser tan despreciable, las horas pasaban y no había una respuesta, a ella, A ELLA, no la aceptaban, que se creía este ser, como alguien con sólo 30 seguidores se creía tan importante, qué pasaba en este mundo, la sociedad no funciona de esta forma, nada funciona de esta forma. Esa noche fue difícil, el sueño no llegaba, “te ves mal” ¿que se ve mal en mi? yo no me veo mal nunca, como puede ser una frase tan simple, un insulto tan miserable entre todos los que ha recibido en su vida puede calar tan hondo.
Luego de varias horas se quedó dormida, sólo para soñar con inseguridades del pasado, cuando no era la reina de las redes sociales, ni la representación del cuidado físico; sino que era una mujer con sobrepeso y de baja autoestima, golpeada por su pareja y con una fuerte depresión, soñaba con él, con sus humillaciones y burlas, los golpes y maltratos: “te ves mal” le decía, siempre “te ves mal” una y otra vez. despertó llorando, eran las 3:30 de la mañana, estaba agitada y confundida, lo había olvidado, lo había dejado atrás. Lloraba sin control, sus miedos estaban volviendo, la inseguridad “¿será que ha vuelto? ¿me va a buscar?¿sabe dónde vivo?” siempre compartía los lugares por dónde caminaba, compartía absolutamente todo, si alguien estaba en la misma ciudad podía encontrarla fácilmente. estaba al borde de la locura cuando sonó su celular, una alerta, el perfil maldito había aceptado su solicitud, temblando presionó el ícono de la aplicación. Quiso gritar, pero la voz no salía, sus ojos se desorbitaron y su cuerpo se paralizó. En la pantalla se veían las 31 publicaciones del misterioso perfil, 31 seguidores, 31 fotos de habitaciones en la noche, la última subida hace unos segundos.