lunes, 31 de octubre de 2011

La batalla

La batalla estaba cerca,
tan cerca como el alba,
tan cerca como el llanto de dolor
tan cerca como los propios miedos.

sólo a doscientos metros está el destino
la vida y la muerte que juegan juntas
bailan y se ríen de tu llanto
bailan mientras tiemblas.

Pero el serio ángel del dolor no ríe, trabaja
camina entre los dos bandos, piensa y decide
¿quién sufrirá más?, ¿a quien debo visitar?
¿a quien mis servicios debo brindar?

El alba llega con un rayo de sol en tus ojos
y hace que el tiempo se detenga
se detenga la eternidad y tu respiración
se detenga completamente tu corazón.

Sólo un instante y ya está,
vuelve a ti la vida y corres a tu destino,
enfrentas a tu reflejo igual de asustado
y bailan la misma danza de la vida y la muerte.

El baile termina y tu quedas mareado
sin saber si bailaste como que ser bailaste
sin saber nada, a el único ser seguro te acercaste
y el ángel con su rostro triste te extiende la mano.

Aún sin nada saber sigues al ángel seguro
que lleva en su rostro miles de trabajos
te lleva lejos de la batalla y te sienta en el pasto
sólo una última mirada a su rosto triste y ya todo termina

12° Capítulo: La marcha

-Un día nublado, que novedad, no debería haber aceptado esto de la marcha, mejor la llamaré... claro... no le pedí su número....- se levantó lentamente, como si el cuerpo le pesara y se vistió, su atuendo era un buzo y un polar.
Caminó hasta la parada del autobús, se quedó apoyada del paradero, sacó del bolsillo de su polar una caja de cigarros y un encendedor, tranquilamente prendió el cigarro mientras miraba el día nublado, todo el gris del cielo le hizo sentir pesar, casi tristeza, continuó fumando y fue recordando la tierra que había dejado, aunque se había prometido no hacerlo el día le traía esos recuerdo, los imponía y no podía negarse; recordó a su familia, los extrañaba a pesar de no haber sido nunca muy cercanos, el paisaje que dejó, tan diferente al de ahora, el cambio le reconfortaba, pero finalmente se vio obligada a recordar lo que no quería, aquel momento, una de las peores visiones, el rostro de dolor, el charco de sangre. Continuó fumando, con la mirada caída, logro espantar los fantasmas del recuerdo, pero el día seguía intentando traeros; los autobuses pasaban, a veces el que necesitaba, pero ella seguía fumando, absorta en su mente, en sus pensamientos, en alejar los fantasmas, se acabó el cigarro y movió rápidamente la cabeza para despertar de la especie de hipnosis en la que se había encontrado hasta ese momento, justo a tiempo para hacer parar el autobús, se subió y esta ves comenzó a escuchar música, concentrándose en cada nota, sonido, en la armonía de la música, era una pieza clásica, la fuga de beethoven -incomprendida en sus tiempos, amada en la actualidad, como siempre ocurre con los genios- pensaba, pasó el tiempo y llegó a destino, bajó del autobús  se encontró con su curso, saludó alegremente pero con una sombra de tristeza que se había acumulado en el viaje a todos ellos, miró a todos hasta que encontró finalmente a quien buscaba, siempre más lejana estaba Brenna.

-Hola.-
-Oh, hola Tamara, no creí que vinieras.-
-Te dije que lo haría y dime Tami, Tamara me suena a mucha formalidad.-
-Jiji, bueno, te vez un poco triste.-
-¿En serio?.- dijo la mujer sorprendida, ya que nadie más se había dado cuenta de su estado
-Sí, ¿estas pensando en un mal recuerdo?.-
-¿Cómo sabes eso?.-
-Lo veo en tus ojos.-
-ya veo... .-dijo de una manera un tanto recatada.
-lo siento.- dijo bajando la cabeza - a veces digo cosas de más, no es de mi incumbencia.-
-No es eso, es que no es común que alguien sepa con tanta exactitud esas cosas, ¿eres como adivina?.-
-No, no, sólo sé observar en los ojos de los demás.-
-¿Cómo aprendiste a hacer eso?.-
-Larga historia.-
-Ya veo, bueno vamos, ya se están moviendo.-
-Sí, pero creo que salimos en como media hora.-
-mmm, entonces tenía que demorarme más.- ambas rieron - Cuentame Brenna, ¿Por qué el nombre?, ¿De donde eres?.-
-Soy del sur, nací en chiloé, pero no me quede mucho tiempo viviendo ahí, desde entonces no he tenido un lugar estable, he vivido en puerto, en Osorno, Valdivia, pero son ciudades muy grandes, durante un tiempo me fui al campo, en Panguipulli...-Cuando dijo esto, Tamara sintió una gran impresión, la mujer era muy parecida en varios aspectos al vampiro.
-¿En serio? yo soy de ahí.- dijo tranquilamente- ¿Cómo en que tiempo viviste en esa zona?.-
-No mucho, unos cuantos meses, ese fue el último lugar en el que estuve antes de venir aquí.- Tamara bajó la mirada, sintió un gran temor por la mujer, a pesar de que esta no le transmitía malos presentimientos, sintió temor de que tuviera algo que ver con el ser infernal. Sin embargo Brenna, al ver en los ojos de su interlocutora se dio cuenta de que algo en la mirada de la mujer había cambiado.
-¿Qué pasa?-
-Nada, nada espero.-
-Tranquila.- le dio una palmada en la espalda
-Sí.. bueno voy a ver unas cosas mientras tanto, voy y vuelvo-Tamara se alejó del lugar, cruzó la calle y entró en un negocio de abarrotes, compró un chocolate y se sentó afuera del negocio un momento, estaba un poco confundida y atemorizaba, no quería revivir la historia en la que parecía estar atrapada, sentía que debía alejarse de esa extraña mujer para alejar el pasado y poder pensar en un futuro que no fuese vivir en el círculo que la acercaba al lugar del cual venía o incluso morir, si es que tenía que ver con el vampiro.
Terminó de comer su chocolate y volvió al lugar en el que estaba; la multitud, comenzó a moverse, yendo al frente el mismo hombre que los invitó a la actividad, eran al rededor de unas doscientas personas que caminaban con gritos de protestas y tocando música.
-¿hacia dónde vamos ahora?- le preguntó Tamara al hombre delgado de la boina.-
-a...a...a juntarnos co...co... con la marcha d...e la universidad.-
-Gracias.- Tamara esperó a que pase la mayoría de la multitud para ir al final de la marcha, al verla, Brenna se acercó a su compañera.
-¿Tami?.-
-Sí, ¿Qué pasa?.-
-Te noto extraña ¿Pasa algo?.-
-no, ¿por que habría de pasar algo?.-
-Eso me pregunto yo, veo que ahora desconfías de mi.-
-Realmente das miedo, ¿segura no eres adivina?.-
-No lo soy, porque no adivino, veo con claridad las cosas que pasan.-
-Entonces sabes bien que es lo que creo.-
-Sí- dijo bajando la mirada.
-Eso me asusta.-
-Lo siento no lo puedo evitar, pero quiero que sepas que yo no tengo nada que ver con lo que tu crees.-
-Cada ves me asustas más y creo que sabes todo lo que a pasado, pero por algún motivo te creo y espero no equivocarme.-
-No lo harás, te lo aseguro.-

Luego de caminar unos quince minutos, bajaron a la avenida los carrera, donde se juntaron con las dos universidades más grandes de la ciudad, juntos marcharon hacia la plaza de la ciudad, siempre con el mismo ambiente pacífico pero también de provocación, para llamar la atención, para lograr el impacto en la gente, hacerlos despertar y que sientan que son partes de la misma lucha. Las manifestaciones duraron al rededor de tres horas, luego los manifestantes comenzaron a volver a sus respectivas casas de estudio y fue en ese momento en que Tamara y Brenna se perdieron de su curso y sin darse cuenta se vieron en vuelta en un lugar dónde comenzaron disturbios con la fuerza pública.

A pesar de que las mujeres no habían echo nada, debieron correr de los carabineros y de las granadas lacrimógenas que lanzaban estos, tratándose de tapar el rostro de alguna manera para no verse tan afectadas; después de un momento de confusión Tamara tomó a Brena del brazo y la arrastró por un callejón, en el que parecía que no sucedía nada, caminaron un poco más tranquilas hasta que vieron que en frente de ellas habían cinco carabineros de fuerzas especiales que quedaron mirando a las jóvenes un momento y luego se abalanzaron sobre ellas que corrieron para escapar pero fueron alcanzadas y detenidas, mientras forcejeaban, los carabineros golpearon fuertemente a las dos mujeres, a Tamara en el estómago y a Brenna que estaba tomada entre tres, la golpearon en la espalda. Antes de que la golpiza pudiese ser más grave se vieron volar por los aires a los cinco carabineros, lanzados todos uno por uno por Marie, quien tenía en su rostro la ira marcada y sus ojos estaban fijos en los hombres, quienes intentaron correr de manera infructífera, ya que la mujer era más rápida que ellos. Su mano se transformó nuevamente en la garra que arañó al vampiro, pero esta vez, el objetivo fue el casco policial de uno de los hombres, el cual se partió completamente haciendo que el individuo recibiera de todas formas un gran golpe en el cráneo, el cual además de hacerlo caer lo dejó inconsciente, al ver esto, el resto de los carabineros sacaron sus armas de servicio, lo cual no les sirvió de nada contra la rapidez de la mujer que saltó sobre uno tomándole la mano y quebrándosela para que soltara su arma y luego lo arrojó sobre otro de los hombres; los otros dos trataron de apuntar a la mujer que saltaba de un lugar a otro y cada ves más cerca de ellos, uno trató de disparar pero antes de presionar el gatillo recibió un golpe en el estómago que lo lanzó contra la pared  de un edificio y lo dejó fuera de combate; finalmente el último hombre aprovechó mientras golpeaban a su compañero para correr, pero antes de salir del callejón recibió una piedra en su casco rompiendo este y haciéndolo caer inconsciente al igual que al resto de sus compañeros.

Aún un poco adolorida y aturdida con lo sucedido Tamara se acercó a Marie, quién estaba jadeando  con la mirada fija en un punto y con las manos tranformadas en garras pero que al sentir el tacto de su amiga, volvió a ser la bella mujer de siempre que tomó a su amiga y a Brenna pasando los brazos de estas sobre su cuello y sacándolas del lugar, las llevó hasta su auto y se acomodaron de la mejor manera que pudieron. Salieron de la zona conflictiva a gran velocidad y esquivando varios automóviles policiales y encapuchados; finalmente Marie llevó a las jóvenes hasta las afueras de la ciudad, a una hermosa casa de dos pisos ubicada en un condominio, se estacionaron y entraron las tres mujeres cayendo cansadas sobre el sofá de terciopelo negro.

-Gracias Marie.- dijo Tamara rompiendo el silencio del camino.
-No hay de qué chicas, esos idiotas se lo merecían.-
-eh.. enserio gracias.-dijo tímidamente Brenna.
-Ya les dije, no hay de qué, a todo esto, disculpa, no me había presentado, soy Marie.-
-Yo soy Brenna.-
-Excelente, ¿están bien?, creo que hay que revisar esos golpes.- Las dos mujeres se quedaron sólo con poleras y comenzaron a examinarse.
-Creo que esto se pondrá morado Tami, te voy a pasar una bolsa de hielo y a tí también Brenna.- fue a la cocina y volvió con dos bolsas llenas de hielo que les puso en los lugares de los golpes a las mujeres.
-Marie... desde hace bastante te quería hacer una pregunta.- dijo Brenna
-Dime.-
-¿Cómo hiciste eso con los tipos, como pudiste golpearlos de esa forma?.- Tamara miró preocupadamente a Marie, quien le devolvió la mirada.
-Bueno... es que... hago mucho ejercicio.-

domingo, 30 de octubre de 2011

11° capítulo: conociendo el nuevo habitad

-¿Así que te venías a esta universidad?.-
-No realmente, sucede que es un convenio entre mi conservatorio y la universidad, puedo pedir unos libros con teoría de la música y partituras.-
-Ya veo, Jaja, como son las cosas de la vida, parece que estamos destinadas a encontrarnos.-
-Así parece, pero ahora me debo ir al conservatorio.-
-¿Te llevo?.-
-¿En serio?.-
-Claro, es lo menos por una amiga.-
-Gracias.- Las mujeres caminaron hasta el estacionamiento, sin darse cuenta, un gran número de hombres miraban los movimientos de las dos mujeres, debido a la gran belleza de ambas, al llegar Marie se recostó en su automóvil, como entregándoles un poco de espectáculo a los observadores-¿Este es tu auto? es realmente lujoso, o sea algo bonito me imaginé, pero nunca creí que tanto. Realmente tienes un buen ojo con lo de los negocios.-
-Simplemente hay que saber moverse y con quien hablar, bueno vamos.- Ambas subieron al automóvil tranquilamente, mientras sus espectadores se desilusionaban al ver como su espectáculo se alejaba de ellos.  Tomaron la diagonal y continuaron su camino a través de los hoteles, bancos y restoranes, hasta llegar a un gran edificio rojo, unos tres pisos de alto, con un estilo antiguo de construcción, típico de este tipo de edificios destinados a asuntos artísticos.
-Bonito lugar.-
-Sí bastante, es acogedor y tiene el ambiente que siempre estuve buscando.-
-Mucho éxito entonces, espero nos veamos pronto, siempre es bueno tener una amiga en ciudades desconocidas.-
-Gracias Marie, te has portado muy bien conmigo.-
-No, nada de eso; bueno, entonces nos vemos, cualquier cosa, tienes mi número, adiós.-
-Adiós.- Dicho esto, Tamara bajó del vehículo y se dirigió hacía el edificio mientras el vehículo continuaba su camino.

Este era ya su tercer día de clases y hoy era el acto de bienvenida para los nuevos integrantes de la institución. El lugar de la actividad era la sala de conciertos, un gran auditorio con capacidad para unas 500 personas, el cual estaría completamente lleno, no por la gran espera de los nuevos integrantes, sino que iba a tocar para ellos uno de los músicos egresados del conservatorio más famosos, un guitarrista de jazz que ya poseía un disco de oro y tenía realizadas y agendadas giras internacionales.

Antes de este gran evento Tamara fue al lugar de reunión de su generación, un lugar en el que habían acordado reunirse mientras pasaba este periodo de conocimiento entre ellos, una esquina entre el jardín del conservatorio, el edificio y un muro que lo separaba del mundo exterior; al llegar ya habían ahí tres jóvenes, un hombre de estatura media y un poco moreno, que utilizaba una chaqueta café con unos jeans, de pelo corto y nariz delgada, toda la onda de rock star, junto a él, una mujer colorina y pecosa, de blanca piel y verdes ojos que utilizaba una polera negra, calzas a cuadro y unas zapatillas de lona verdes, ambos hablaban muy entretenidos, mientras un poco más lejos estaba la otra mujer, la cual a diferencia de los otros dos, no había visto antes, de media estatura, pelo negro y rostro muy pálido, que a Tamara le recordó el rostro del vampiro, la mujer estaba vestida con un estilo gótico, con una falda larga y roja, con un corte que mostraba su pierna enfundada con unas medias a cuadros, el resto de su atuendo era un corsé rojo y negro y unos largos guantes que tapaban llegaban hasta su codo, los ojos de la mujer eran de un color miel y transmitian una gran energía que Tamara no supo interpretar; se acercó y saludó a los dos que hablaban.

-Hola chicos, ¿cómo están?.-
-Bien gracias.- respondieron al unísono.-
-¿quién es ella?.-preguntó señalando a la extraña mujer
-Al parecer es una compañera, pero no se nada más, estuvo con nosotros un corto momento y luego se alejó sin decir nada.- Dijo el hombre
-Hola.- Dijo Tamara acercándose a la chica.
-Hola.- respondió secamente ella.
-¿Estas bien?.- le preguntó Tamara percatándose de la apatía de la mujer.
-lo siento, estoy un poco nerviosa y me pongo tonta cuando eso me pasa.- al decir esto intentó sonreír  aunque fue un intento fallido.
-No te preocupes, todos tenemos nuestros días.-
-Gracias.-
-¿Cómo te llamas?.-
-Brenna.-
-Lindo nombre, aunque nunca lo había oido antes.-
-Es celta.-
-¿Enserio? o sea ¿no eres chilena?.-
-Sí, este nombre lo elegí yo, no me gustaba el que tenía antes.-
-Que interesante.-
-Debes creer que es algo tonto.-
-No, sinceramente me parece que está bien, se nota que eres decidida, no cualquiera se cambia el nombre.-
-Jaja, gracias, ¿y tú, como te llamas?.-
-Tamara, un gusto.-
-Un gusto, ehm Tamara, te puedo pedir algo.-
-Claro, dime.-
-Lo que pasa es que me cuesta hablar con la gente y bueno ya he hablado contigo, ¿te podría acompañar en la bienvenida', no quiero estar sola.-
-Jaja, por supuesto.-
-Gracias.-

Mientras hablaban el grupo de cuatro personas, sin darse cuenta, fue creciendo de gran manera, ya estaba casi toda la generación, al rededor de veinte personas de variadas edades y notoriamente variados estilos. Entre ellos estaban algunos destacables individuos como un niño de 12 años, que fue acogido como hijo del curso, era un pequeño prodigio del piano, destinado a ser un genio musical. También había un hombre delgado y muy alto, casi unos dos metros, que utilizaba siempre una boina café a cuadros, un fanático del jazz que siempre estaba con su saxofón muy cerca de él, actuaba muy raro y era tartamudo, no le gustaba hablar mucho y normalmente se limitaba a responder, aunque siempre estaba con una sonrisa en el rostro, la otra persona destacable era una mujer, alta, rubia y robusta, con una figura muy marcada y con una voz envidiable, amiga de todos y siempre cantando alegremente en tonos extremadamente agudos para cumplir su sueño de quebrar copas con su voz. Claramente habían más personas de cualidades interesantes, pero esto tres siempre destacaban por algo y eran conocidos por todo el curso. Pronto las dos mujeres se acercaron a todo el grupo, Brenna demostró su timidez, pasaba casi todo el tiempo en silencio y sólo respondía a las preguntas que le hacían y agradecía los elogios de los hombres, entre ellos el tipo del saxofón, quien se notó uno de los más interesados en la tímida mujer, quien también se sentía a gusto con la presencia del hombre. Ya era la hora de ir a la bienvenida, así que los jóvenes caminaron todos en grupo hacia el lugar, se acomodaron por grupos, eran tres cursos de esta nueva generación, el menos numeroso era en el que estaba Tamara y fueron designados a sentarse en primera fila, luego el que le seguía y posteriormente el más numeroso; luego de ellos venía todo el resto de los alumnos y más atrás público general, las autoridades invitadas y de la institución se posicionaron en los balcones.
El acto fue bastante aburrido, al menos para la juventud presente, discurso del director, unas palabras de ciertos profesores, algunas indicaciones; aburrido hasta que llegó la hora de la última presentación, lo único esperado de la jornada, el guitarrista entró y salió de escena con una ovación gigante, demostró sus habilidades y luego les entregó dos mensajes a los alumnos, uno motivacional para que persigan sus sueños y un llamado a una marcha para protestar por educación de calidad y gratis para sus compañeros que están universidades. Luego de esto el acto terminó y los jovenes fueron saliendo del auditorio

-¿Vas a ir a la marcha Tamara?.- preguntó Brenna.
-no lo creo, no es mi estilo.-
-Vamos, aunque sea un momento, no creo que nos pasé nada, además he visto y hay arte, batucadas, son muy bonitas.-
-Bueno, podría ser, pero sólo por un momento.-
-Excelente, entonces ¿nos vemos mañana?.-
-Nos vemos.-


lunes, 24 de octubre de 2011

10° capítulo: una larga charla, una vuelta al pasado

-Cuéntame, ¿Que ha pasado de nuevo en tu vida?.-
-Bueno, compré otra casa, es la más pequeña que he comprado en años.-
-¿Y eso, te diste cuenta que es mejor la humildad?
-No, nada por el estilo, es sólo que no había otra en venta.- miró el plato de comida un momento y dintió un agrio sabor en la boca, producido por una especie de tristeza - además ahí vivió alguien que logró ganarse mi aprecio.-
-¿En serio?¿Tú aprecio? pero.. si no me habías contado nada.-
-Es que sólo lo conocí por un día.-
-Ahora estoy aún más sorprendido, tu no te encariñas con nadie rápidamente, mucho menos en un día, ¿que tenía esta persona de especial?.-
-Bueno él...-el hombre la mira e interrumpe
-Ya veo, él.- dice mientras su rostro se vuelve serio.-
-No seas tonto, lo conocí sólo un día y además tu y yo no tenemos nada, recuerda.-
-Lo sé y tú también sabes que siempre te he querido.-
-sigues siendo el mismo niño tierno de siempre.- le acaricia tiernamente el rostro, con su suave mano, él le toma la mano y la pone entre las suyas.
-Y tú la misma mujer fuerte, que yo creí que era una niña y resultó tener mucha más edad que yo y cuéntame, como es eso del tipo este.-
-Hice dos amigos y a uno de ellos lo mataron.-
-Ya veo, lo siento, por haber dicho esas cosas.-
-Yo lo siento más y aún no se por qué.-
-¿A qué te refieres?.-
-Lo conocí un sólo día y como dijiste no me encariño fácilmente con la gente, pero algo hizo que con ellos eso fuera diferente, muy diferente.-
-Ya veo, ¿acaso eran de los tuyos?.-
-¿A que te refieres con eso de los míos?.-
-No te molestes, me refiero a ya sabes, seres ehm.. mágicos o diferentes.- dijo nerviosamente
-Jaja, eres tan tierno cuando no sabes que decir; creo que si, de alguna forma lo son.-
-¿Qué le sucedió?.-
-Un vampiro o al menos eso creo, aunque el maldito ni siquiera bebió su sangre.-
-Eso es muy raro, según lo que me has dicho, ellos no resisten esas tentaciones.-
-Se supone, por eso me pregunto si era un vampiro normal o uno más evolucionado de su especie.-
-¿Cómo lo eres tú?.-
-Se podría decir.-
-Que lastima que el maldito sea un sanguinario, sería de lo mejor tener a dos maravillas de la evolución para estudiar.-
-Hey, recuerda que estoy viva, no soy una de tus ratas de laboratorio.-
-Jaja, lo siento, es un reflejo natural de científico.-
-Mmm.. mientras recuerdes que estoy viva mientras me haces las pruebas, está todo bien.-
-Nunca te haría daño, aunque pudiese, eso lo sabes.-
-No te pongas meloso conmigo, eso no me agrada.-
-Bien, volviendo a lo del vampiro, ¿Qué sucedió con él?,.
-Nada, no me podía enfrentar con él en ese momento, estaba mal herida.-
-Creí que te sanas mucho más rápido que los demás.-
-Sí pero el día anterior había caído de una gran altura, me demoraría al menos tres días en estar completamente sana.-
-Ya veo, tuvo que haber sido un gran golpe.-
-Lo fué, a ti te hubiese arrancado la cara.- rió
-Te juró que no quiero ver eso, no otra vez.- rió de manera forzada.
-Jaja, recuerdo tu rostro asustado, era tarde esa noche y caminabamos muy tranquilos por el barrio estación.-
-Fue una buena fiesta, bebimos bastante e hicimos cosas... locas.-
-¿locas? creo que es muy poco esa palabra.- ambos ríen.
-Recuerdo mientras caminábamos, fue un hermoso y ebrio momento, hasta que aparecieron esos tipos.-
-Sí, nunca se esperaron el poder de una señorita.-
-Sinceramente yo tampoco, estaba dispuesto a entregarles el dinero, no quería ponerte en peligro por hacerme el héroe y terminaste siendo la heroína del momento.-
-No lo hubiese hecho, pero estaba ebria y me puso agresiva.-
-Ahí fue cuando conocí tu verdadero potencial.. por así decirlo.-
-Sí y fue mejor de lo que creí, a pesar de todo.-
-Los dos tenemos nuestra opinión al respecto.-
-Ya no te lamentes, el pasado quedó atrás, además ahora tienes algo interesante que investigar y yo sé que eso te encanta.-
-Claro que me encanta, pero primero debes construir el laboratorio querida, las cosas no se pueden hacer así como así.-
-Pero como no pueden avanzar algo, alguna toma de muestra que puedan analizar o algo!.- dijo levantando la voz.
-Calma mi loba, tranquila, bueno si estás tan apurada, claro que podemos comenzar, te sacaré un poco de sangre y la analizaremos a ver que diferencias encontramos con una muestra de alguien.. más humano.-
-¿Cuando, ahora?.-
-No, ahora no puedo, debo ir a impartir clases, mañana lo hacemos.- se pararon los dos y luego de un fuerte abraso, el hombre salió caminando.

Marie decidió recorrer la universidad, ver que cosas habían cambiado desde que ella había estudiado, y recordar viejos tiempos, caminó tranquilamente entre lo alumnos, la mayoría de los hombres se quedaba mirando a la hermosa mujer que ese día estaba vestida con un pantalón de latex y una polera larga y azul que le cubriera el trasero, para dejar con las ganas a los mirones, pero que de todas formas daba una gran visión del espectacular cuerpo de la mujer, como consolación para los observadores; caminó a través de la fauna universitaria,  pasando la biblioteca, se detuvo un momento, sintió que debía hacerlo, sintió algo un poco familiar, al mirar hacia la puerta de la biblioteca, vio a Tamara, que la observaba con cara de sorpresa y unos libros en las manos.

domingo, 23 de octubre de 2011

9° capítulo: amor y negocios

El bus salió a la hora, el viaje que se venía era largo y cansador, el paisaje cambiaba, se transformaba en algo muy distinto a lo que se veía en panguipulli, los arboles comenzaban a alejarse y a ser más parecidos unos con otros, dos especies predominaba, el pino, fatídico pino de los malos recuerdos y el eucaliptos intentaban adornar el paisaje y a pesar que su belleza no se comparaba con la encontrada en el sur, Tamara se sentía feliz con el cambio, mientras viajaba y veía la metamorfosis del paisaje y el sol subiendo, el sueño se apoderó de la joven, así que se recostó y dejó a su alma viajar libre.

-Hola.-
-Angel, ¿acaso nunca me vas a dejar tranquila?.-
-lo haré, eventualmente, primero, debo conseguir lo que quiero.-
-Ya te dije que no puedo ayudarte, no se como.-
-Pronto lo sabrás, por eso vengo a verte.-
-No quiero verte, quiero dejar ese asunto atrás, ya pasó.-
-es ahí dónde te equivocas, esto no a terminado, esto recién comienza.-
-Para mi no.-
-Especialmente para ti.-

Despertó más tranquila que otras veces, a pesar de que el sueño no se había repetido hacía un tiempo, pero tenía una gran angustia, no era su intención alejar a quien fue un amigo, pero su fantasma ya debía irse a otro lugar, ya no había nada que hacer; trató de pensar en otra cosa, sacó su reproductor mp3 y se quedó mirando el paisaje nuevo, su nuevo habitad, ya estaba cerca de su destino.

Marie estaba pensativa, algo había cambiado, desde que conoció a esos dos jóvenes; su instinto salvaje estaba renaciendo, sentía más alegría de vivir incluso, su instinto era algo que ella apreciaba mucho y nunca quiso perder, sin embargo, vivir en la monotonía de la vida cotidiana de los humanos fue transformando a la loba en una mascota de casa a punto de perderse en una infinita monotonía.

-Buenos días alcalde.-
-Buenos días señorita Marie, ¿Cómo está usted?.-
-Muy bien gracias, espero que usted tambien.-
-Claro que si mi joven señorita, como no lo estaría, si una persona tan importante como usted viene a invertir en nuestra ciudad.-
-Eso espero, ¿Cómo van los papeles de la venta?.-
-jeje.- se frotó nerviosamente las manos.- bueno, hay unos problemas, necesitaremos un poco más de dinero.-
-¿Cuanto?.- peguntó Marie frunciendo el seño, sintiendo como ese instinto que estaba renaciendo despertaba.-
-Sólo unos 10 millones más.-
-Señor alcalde no juegue conmigo, porque saldrá perdiendo, ya está ganando usted lo suficiente con este negocio, no le daré más dinero, así que arregle esta situación.-
-Pero señorita, es por unos papeles que debo presentar en la comisión de vienes raíces, además de estudios al terreno.-
-No me venga con idioteces.-rugió - No crea que me puede engañar fácilmente, sé que le he dado más de lo que vale el terreno y que ese dinero va para su puto bolsillo, así que no me trate de engañar a mi, entendió, ahora arregle lo que tenga que arreglar, que en una semana más quiero esas escrituras y el permiso para construir el laboratorio listo...- respiró profundamente antes de continuar hablando, ya más tranquila.- No me interesa que se quede con parte de ese dinero, creo que uno debe tener a los gobernantes viviendo bien para que trabajen bien, así que ahora que le dí ese regalo, espero que usted también se porte bien conmigo, ¿estamos?.-
-s..s..si, señorita Marie.- dijo nerviosamente el anciano flaco y demacrado.
-Está bien, ahora voy a ver otros asuntos, adios.- Salió rápidamente de la oficina y de la alcaldía; se sentía muy bien, llena de energía y vida, el día la acompañaba, había una gran sol con nubes sólo de decoración. Subió a su auto un hermoso y lujoso Aston Martin V8 VantageSs Coupe azul y viajó a través de la ciudad hasta llegar a la universidad, al bajarse caminó hacia un hombre vestido con un traje café y a cuadros, con el pelo canoso y corto y de un rostro alegre, quien al ver a Marie abrió los brazos ampliamente y le dio un abrazo.

-Querida Marie, ¿Cómo a estado tu vida? hacía tiempo que no te veía.-
-Jaja, no es tanto, Felipe.-
-Para mi lo es.-
-Sigues siendo igual que siempre.-
-No querida, esa eres tú, yo me vuelvo más viejo a cada momento.-
-Ya ya, no te pongas tonto, mejor háblame de como van las cosas con nuestro proyecto.-
-Vamos caminando querida.- ambos caminan, uno al lado del otro, de vez en cuando el hombre miraba le dirigía una mirada a Marie, directo en los ojos, ambos eran casi del mismo tamaño, aunque el hombre era un poco más alto.- Bueno, ya e encontrado a los estudiantes, así que el laboratorio puede funcionar perfectamente, son estudiantes de excelencia, pero puede salir un poco caro.-
-Eso no importa, mientras mantengan la boca cerrada.-
-Lo harán, claro que debes incluirlo en el contrato, pero también, es costumbre que los científicos trabajen en proyectos secretos, es parte de nuestro campo.-
-Excelente.- luego de un pequeño tiempo caminando llegan a una facultad, al entrar suben las escaleras y entran en una pequeña oficina, llena de libros por todos lados - Sigues igual de desordenado que antes.-
-Jaja, no querida, ahora estoy peor, déjame sacar unos papeles y vamos a comer algo.-
-Esto me recuerda cuando era tu estudiante.-
-Buenos tiempos, recuerdo también que yo creía ser mayor que tu y me sentía mal por nuestro romance.-

viernes, 21 de octubre de 2011

8° Capítulo: el fin de un periodo

-Ya no se aparece en mis sueños, creo que pude superar esa etapa.- Dijo, mientras tomaba la tasa de café y la llevaba a su boca.
-Que bueno, tal vez me equivoqué y era sólo un trauma y nunca fue él tratando de hablarte en los sueños.-
-Sí, creo que era eso.-
-¿Y ahora que tienes pensado hacer?.-
-Voy a ir a la universidad, lo más lejos que pueda, este pueblo me recuerda aún mucho lo que pasó y no quiero pensar nunca más en eso.-
-Yo también me iré, debo buscar ciertas cosas y hacer unos negocios.-
-¿Que negocios?.-
-Comprar unas cuantas acciones, son dinero seguro, con el paso de los años uno sabe que empresas surgirán y cuales están destinadas a la muerte segura.-
-¿Y cuando te irás?.-
-Pronto, creo que dentro de los próximos días.-
-Entonces esta es la despedida.-
-Sí, pero ya estamos unidas por algo, a pesar de que no es precisamente lo más alegre que podría ser, es algo importante.-
-Descontando, aquel momento, a sido un real gusto haberte conocido Marie, me has dado un gran apoyo.-
-Y tu a mi; Ya es hora de que me valla.-Comenzó a levantarse, mientras bebía el último sorbo de café, Tamara también se levanto, luego de abrasarse, se separaron, con esta separación Tamara dio por cerrado un capitulo trágico de su vida, ahora las cosas cambiarían, se alejaría al fin del pueblo y no volvería nunca más, estudiaría música, sería artista al fin. Salió del café y caminó a su casa, el aire del otoño limpiaba el ambiente y realzaba los colores, entregándole una bella despedida a la joven.

En su hogar ya, se dirigió a su pieza a preparar su equipaje, su viaje sería al día siguiente, lo decidió mientras caminaba, ya no tenía nada en el pueblo, nada que la atara ni nada pendiente. Tomó su maleta de ruedas y abrió el cierre principal, vació su closet completamente para decidir que se llevaría, no sería todo, no sentía que debía de ser todo, así cambiaría de a poco todo lo que le recordara a su vida pasada, así comenzaría una nueva vida, en un nuevo lugar. Mientras preparaba su equipaje, tomó la misma parka que utilizó ese día, blanca aún y con una pequeña mancha de sangre que quedó de mover el cuerpo, antes de que llegaran las autoridades; el resto de esa mancha fue una vuelta al pasado, cosa que no había ocurrido hacía ya un buen tiempo. Decidió dormir un rato, para que su mente se liberara de ese recuerdo.

-Hola Tamara.-
-Angel...-
-Sí soy yo, otra vez.-
-Creí que ya no te vería más.-
-Es que estuve bastante ocupado, pero ahora pude volver.-
-¿Qué quieres?.-
-Que me ayudes a volver.-
-Yo me voy del pueblo Angel y tu ya estas en el cementerio.-
-Pero no quiero estar más ahí, ayúdame.-
-Lo siento Angel, eso ya pasó, además no hay forma de que te pueda ayudar.-
-¿Y si la hubiese?¿Me ayudarías?.-
-Claro, pero creo que ya es muy tarde, necesito olvidar todo lo que a pasado, quiero continuar mi vida.-
-Lo se, pero eres la única que me puede ayudar, voy a volver, en cuanto sepa como me puedes ayudar.-
-Está bien, aún eres mi amigo.-
-Gracias, nos vemos.-
-Nos vemos.-

Importante

El tiempo de ahora se lleva al tiempo que pasó
Y cada paso, hace el grito más fuerte
Cada bandera, toma los colores de mi mente
representa el espíritu de un pueblo.
La lucha de las familias,
una guerra interna
más importante que Dios contra el demonio
más trascendente que el apocalipsis
¿para que preocuparse por la muerte eterna?;
yo me ocupo de la vida que me queda,
De una vida en la que todos seamos parecidos
Una carrera sin ventajas , una pelea justa.

jueves, 20 de octubre de 2011

7° Capitulo: Una revelación, un cambio

-¿Angel?.-
-¿Quien más podría ser?.-
-¿como estas acá, no estabas...?.-
-¿Muerto?, antes ya te lo había dicho.-
-idiota, ¿que haces aquí?.-
-quiero volver.-
-¿pero como? ya estas muerto.-
-eso es sólo un detalle, ayúdame a volver, ayúdame!.-

Despertó de un salto, agitada, asustada, angustiada y con lagrimas en los ojos, como hacía ya una semana en la que se venía repitiendo el mismo sueño, -Debe ser una especie de trauma- pensó, recordaba el cuerpo de su amigo cayendo inanimado a suelo, con el rostro lleno de dolor y bañado en su propia sangre; una lagrima cayó por su mejilla, la imagen era muy aterradora para ella, pero no la podía alejar, la muerte en tantas formas presente, su amigo, el vampiro, la mujer lobo; todo junto era demasiado, un mundo muy extraño y macabro para ella, un mal sueño del que al parecer ya no podría despertar. Se levanto y buscó la ropa para el día, todo negro.
Sin comer nada, salió de su hogar, caminó por el pueblo, ya sin pensar en irse, sólo con la idea de la muerte tan cercana a ella, cada imagen grabada en su mente y presente, caminaba como zombie por las calles, sin fijarse en las personas, ni cuenta se dio de cuando Marie pasó a su lado, pero esta la tomó del brazo.

-Tamara, soy yo, Marie.- Al oír la voz cristalina y firme de la mujer, Tamara abrió ampliamente los ojos, sorprendida y atónita, parecía no saber si quedarse o correr, hasta que en un momento pareció reaccionar
-Hola Marie, lo siento, estoy aún muy afectada por todo.-
-Te entiendo muy bien, ven conmigo, vamos a caminar.- Las dos mujeres caminaron por la costanera del lago, lentamente.- Tamara, realmente siento mucho todo esto, fue mi culpa, nunca debí llevarlos a se lugar.-
-No se que decir.-
-No hay mucho que decir.-suspiró- Todo fue muy rápido, maldito vampiro, no es normal, no lo pude sentir, si hubiese ..-
-¿Por eso nunca habías ido al castillo?.-
-¿Como, disculpa?.-
-¿Por eso nunca fuiste al castillo?¿Sabías que vivía ese demonio ahí?.-
-No, pero lo sospechaba.-
-¿Por que mierda no dijiste nada!?-le gritó- ¿Por qué tubo que pasar esto?.-
-No lo se, no lo esperaba.- dijo calmada- al menos creí que si aparecía lo iba a poder sentir, pero no ocurrió, yo también me siento muy afectada Tamara, Angel me creyó sin ninguna prueba, más aún, compartió conmigo y se conectó conmigo; era alguien especial y no merecía lo que pasó, ese vampiro sufrirá mi venganza.-
-Yo quiero poder borrar ese momento de mi mente, no quiero pensar más en lo que pasó, Angel está muerto y nada puede cambiar eso, aunque muera ese vampiro, las cosas seguirán iguales, con Angel en su tumba.-
-Las cosas simplemente no se borran, es triste que hayas tenido que ver eso, supongo que para alguien normal no es una escena muy cotidiana.-
-¿acaso tu si has visto algo así antes?¿como lo puedes resistir?.-
-Al principio es muy difícil,pero cuando las cosas se repiten, uno va perdiendo la sensibilidad ante esas situaciones.-
-simplemente quiero que esto pase y dejar de soñar con Angel.-
-¿has soñado con él?.-
-Sí, siempre es lo mismo, me habla, me dice que ya estaba muerto y que lo ayude a volver.-
-interesante.-
-¿A que te refieres?.-
-¿Le has preguntado como ayudarlo a volver?.-
-No, luego de eso siempre despierto.-
-Cree en el poder de los sueños, nos dicen muchas cosas, muchas que son demasiado importantes como para dejarlas pasar y si lo que creo es correcto, algo bueno puede ocurrir.-
-¿Algo como qué?.-
-No quiero alimentar falsas esperanzas.- miró su reloj y luego hacia el lago- bueno, ahora me voy, estoy comprando una casa dentro del pueblo, no e vuelto a dormir en la mía desde ese día, no se por qué, pero simplemente no puedo.-
-enserio.- dijo sorprendida- una casa, ¿así de simple?.-
- Tengo muchos años Tamara, he tenido la oportunidad de hacerme de una buena fortuna.- le sonrió.- muy bien, me voy, que estés bien,nos vemos y habla con él en ese sueño, aprovecha de darle mis saludos.-
-ehm, esta bien... creo.-

La alta y fina mujer tomó su camino y Tamara decidió que lo mejor era tomar el camino contrario, durante un momento los fantasmas de la muerte se alejaron de la joven y el misterioso sueño, ya no se veía como una pesadilla, sino que tomaba forma de esperanza.
-puede que esa mujer tenga razón, pero de momento es mejor olvidar.- se dijo para sí misma

Marie caminaba a un paso seguro como siempre, había recobrado sus fuerzas y sanado sus heridas, su mente estaba concentrada en lo que había sucedido, se preguntaba aún el por qué de no haber oído al vampiro llegar, no haber sentido su olor  o su presencia, pero no llegaba a ninguna conclusión; ahora iba a comprar un nuevo hogar, ya no sentía ganas de seguir cerca de ese bosque, no quería toparse con el vampiro, aún no. Continuó su camino, pasando por unas poblaciones, subiendo a través de las calles, sentía la tranquilidad en el ambiente, pensó en que era un buen lugar para vivir; por fin llegó hasta una casa vacía con un cartel que decía; "se vende", entró y saludó a un hombre que se encontraba parado dentro del vacío lugar.

-Señorita Marie, que gusto verla.- Le dijo el hombre.
-¿Como está don Humberto?.- Contestó alegremente
-Muy bien gracias ¿y usted?.-
-Bien también, bueno bueno, hablemos de negocios.-
-Así me gusta, directo al grano, bueno señorita, esta casa es bastante modesta para una persona como usted, tiene dos habitaciones y un baño, todo con un buen espacio eso si, la posición de la calefacción es bastante estratégica, permite calentar toda la casa y bueno, la casa está en excelente estado, no necesita reparación de ningún tipo ni nada extra.-
-¿Y por qué la venden los dueños?-
-Realmente el dueño de esta casa está muerto, murió hace al rededor de una semana, dicen que cayó sobre unos palos que perforaron su corazón, algo realmente trágico, le sucedió mientras estaba recorriendo los cerros de allá, al otro lado del lago.- apuntó en dirección a la casa de Marie
-Es realmente perturbante, ¿cual era el nombre del dueño?.-
-Me parece que era Angel...  no estoy muy seguro, si desea chequeo los papeles.-
-No se preocupe, está bien así, la compro.-

martes, 18 de octubre de 2011

La puerta a otro mundo

Dio un largo parpadeo, ya basta de recuerdos, las nubes comienzan a moverse lentamente, cada  vez la marcha de las nubes se haría más lenta,  hasta detenerse finalmente, el tiempo había pasado y faltaba que en el horizonte el hermoso paisaje cambie; las nubes tapaban casi completamente el cielo, pero en el horizonte se podía ver una ventana dorada, una larga linea amarilla que se extendía por encima del mar, alargada hasta el infinito, un portal hacia un mundo eterno, muy diferente al que estaba acostumbrado, muy diferente de su propia realidad, un mundo que pronto cerraría nuevamente sus puertas para él. Todo ese mundo que ofrece lo que él desea vivir, ese mundo estaba ahora tan cerca, se levantó y caminó hasta el borde del acantilado, para acercarse un poco más al horizonte, a la puerta dorada, al mundo lleno de paz, al mundo dónde la felicidad se logra sin esfuerzos, solamente por existir; dio otro paso y el dorado se acercó a él.

6° Capítulo: Una amistad naciendo y una llama apagandose

-Pero aún es temprano,veamos más del castillo, no será tanto esfuerzo por nada.- Dijo Angel.
-No podemos ni mirar hacia adentro, las ventanas están muy altas.- Los tren individuos miaron hacia arriba, en la parte más alta del castillo se situaban las ventanas, las cuales eran relativamente pequeñas para un edificio de ese tamaño. Durante largo rato caminaron al rededor del castillo, encontraron la entrada, pero el tiempo logró que las ganas de entrar de todos desaparecieran, luego de todo esto, retrocedieron hasta los árboles nuevamente y con una mirada entre cada uno se dijeron todo, iban a la casa de Marie.

Caminaron más lentamente que en la venida al castillo, relajados, sonrientes, era misión cumplida.
-Genial, esta excursión a estado simplemente genial.-
-¿Por qué tan genial Angel?.- Preguntó Tamara.
-Tuvimos un buen día, no nos pasó nada, encontramos a una gran persona y llegamos hasta dónde queríamos.- Cuando dijo esto, la aludida se sonrojó, quitando la palidez de sus mejillas.-Gracias Angel.-
-¿Por qué gracias?.-
-Hacía tiempo que nadie me decía gran persona.- Angel se limitó a responder con una sonrisa sincera.

En una pampa el caminó cambió y en vez de seguir en linea recta, doblaron hacia la derecha, saliendo del bosque hasta llegar a un camino de tierra, pasaron por el camino y bajaron por un pequeño camino que salía del principal, este los llevó hacia un portón de madera cerrado con una cadena y un candado; Marie sacó unas llaves de su bolsillo y al abrir el portón quedó al descubierto una gran mansión de madera, típica de la zona, típica de la gente acaudalada de la zona.

-¿Aquí vives tu?.- preguntó Angel, asombrado ante la gran casa que tenía en frente.
-Sí, aquí vivo yo.-
-Ahora entiendo porque no querías ir al castillo, tu casa es más bonita e imponente.-
-jaja, gracias, entremos, comamos algo y luego vamos al pueblo.-
-Me parece bien a mi, ¿Tami?.-
-Si, si, vamos.-

Al entrar a la casa, se encontraron con un estilo clásico de decoración, muebles antiguos, la mayoría de las cosas eran de madera, excepto la cocina, la cual combinaba a su modo, pero era de un estilo totalmente diferente, toda blanca, desde el piso hasta la pared y los muebles, todo inmaculado. Entraron los tres y se dirigieron a una sala de estar, bella y acogedora, con grandes ventanales que mostraban una perfecta mirada al lago panguipulli y al pueblo, a los costados se encontraban una serie de muebles repletos de libros de distinto tipo y en distintos idiomas.

-Wow, realmente cada vez me impresiono más de este lugar.-
-Ya, ya sin tanta adulación.-les sonrió.- Díganme que quieren para comer y tomar
-Lo que sea, a esta hora cualquiero cosa es bienvenida.- Dijo Angel -Menos pan por favor.- agregó Tamara.
-Okey, ehm, tengo un pollo asado y unas cervezas.- Caminó tranquilamente a la cocina.
-¿Aún desconfías de ella?.-
-No, hace rato que ya no.- miró a Angel frunciendo el seño.
-Jaja, está bien, no te enojes, realmente este a sido un día memorable.-
-Sí, lo a sido, pero aún quiero entrar a ese castillo.-
-Todo a su tiempo, ya se vendrá la oportunidad.-

En eso, volvió Marie con una bandeja con el pollo, y una bolsa con cervezas, los jóvenes, se adelantaron en ayudarla, ya instalados en la mesa, el ambiente era muy agradable para todos, parecían amigos de toda la vida, los tres riendo y bebiendo tranquilamente.

-Me sentía muy sola, fue bueno haberlos encontrado.-
-¿En serio, por qué es eso, vives sola aquí?.- Preguntó Tamara
-Sí, vivo sola desde hace mucho, toda mi familia murió ya  hace mucho tiempo.-
-Eso es bastante triste.- Dijo Angel
-No lo es tanto, aunque a veces la soledad es un arma fuerte que daña mucho, pero mi vida a seguido.-
-Entonces salud por la buena compañía.- los tres chocaron las cervezas y continuaron hablando de temas mundanos durante varias horas.
-No nos dimos cuenta, ya es tarde.- Dijo Angel
-Bastante.-
-Sí, pero hemos estado tomando, no creo que sea la mejor idea volver al pueblo, quédense aquí hoy, mañana los llevo temprano.-
-Por mi no hay problema.- Se adelantó en decir Angel
-Bueno, creo que es lo mejor.- Dijo Tamara resignada
-Entonces, más cerveza!!.- Dijo Marie y todos rieron.- Angel, ¿las puedes ir a buscar tú?, están en el refri.-
-Ningún problema.- Se levantó de su asiento y caminó hacia la cocina; mientras buscaba las cervezas escuchó tocar la puerta, no debe de ser nada, supuso, pero fue a ver tal vez por si acaso, cuando abrió, en frente suyo apareció un hombre alto y delgado, vestido con una capa, lo que claramente hizo a Angel reconocer ante quien estaba.
- Mierd...-Fue lo que se escuchó y que hizo correr a las dos mujeres desde la sala hasta la puerta, sólo para ver como Angel se encontraba con el brazo del vampiro atravesando su tórax completamente, y como estaba la sangre esparcida por todo el lugar, desde el charco a sus pies, hasta las paredes teñidas de rojo. La mirada del vampiro era imperturbable a diferencia de las pasmadas mujeres en frente de él que veían con horror como se desangraba su compañero. Todo ocurrió en cosa de segundos, rápidamente el vampiro quitó su brazo, haciendo caer el cuerpo sin vida a sus pies.
-Esto les pasa por ir...-Antes de que terminara de hablar, las garras en las que se había transformado el brazo de Marie quien saltó rápidamente, se clavaron en su cara, haciendo al vampiro volar varios metros, pero antes de caer, desapareció en el aire y sólo dejó un eco de su risa.

5° capítulo: Mucho Camino para tan poco


El camino era oculto, no había ningún sendero que los guiara, pero Marie se movía como si fuese caminando por un camino muy bien marcado, subían y bajaban por el cerro; todo en silencio, tal vez por el cansancio o tal vez por la declaración de la joven, pero nadie hablaba, sólo el viento y el bosque que a veces se desaparecía y caminaban por pampas descubiertas, de un verde pasto, largo, haciendo notar que hacía mucho que las personas habían dejado de pasar por ese lugar; luego de más de media hora de caminata, Marie se detuvo en frente de una pequeña arboleda de pinos.

-Hasta este lugar he llegado yo, pasando esos pinos está el castillo.-
-¿en serio?, pero no se ve.- dijo Angel
-Eso es porque está un poco hacia abajo y no es tan grande como parece.-
-ah, pero, ¿por qué nunca has ido hasta el castillo?, si eres de aquí cerca y conoces el lugar.-
-Eso...- liberó el aire de sus pulmones y determinó mejor no decir nada.- no es por nada importante.
-Bueno, entonces vamos.- Tamara se adelantó en la caminata, Angel siguió tras ella y Marie quien cambió su actitud luego de su confesión, iba al final, ya sin esa seguridad que tenía cuando apareció frente a los jóvenes, sino más bien, caminando con desconfianza, sin temor, pero muy cuidadosa al entrar entre los arboles; su mirada era fija en el camino y parecía muy concentrada, sus manos estaban empuñadas y apretadas a los costados de su cuerpo, estaba atenta a todo movimiento y sonido.
-Tranquila.- Angel se acercó a Marie y le dio una palmada en la espalda, haciendo que la mujer bajara a guardia - Todo estará bien, es solamente ver el castillo y nos vamos, nada del otro mundo.- Mientras tanto Tamara seguía caminando adelante de los otros dos, se notaba emocionada, deseosa de llegar rápido.
-Angel te diré algo, creo que sólo a ti te lo puedo decir luego de lo que a pasado, en ese castillo hay un gran peligro, estoy segura de que vive un vampiro ahí.-
-¿Eso, como lo sabes?.-
-No lo se, pero estoy casi segura, el olor del lugar, la atmósfera es perturbarte, yo sé que tu puedes sentirlo.-
-Si, bueno se siente muy diferente la energía de este lugar, a la que había más atrás.-
-Sabía que tú también lo sentías, pero ella parece no darse cuenta.-
-No de manera consciente, pero si te fijas, su actitud también es muy diferente que hace un rato.-
-O sea ella es...-
-Sí, lo es.-
-ya veo, vamos, que se nos está perdiendo.-

Se apresuraron ambos, entre los pinos, hasta alcanzar a su compañera, al llegar hasta dónde ella, los tres se quedaron inmóviles, el castillo estaba en frente de ellos; La edificación tenía un estilo muy similar al castillo de Besora, pero más pequeño, de un color gris, por la piedra utilizada para construirlo, quizás cual sería se preguntó Angel, maravillado con la construcción rodeada de enredaderas que tenía en frente.

-Acerquémonos un poco, quiero tocar ese castillo.- Todos bajaron una pequeña loma, el castillo estaba en un agujero, rodeado por los pinos, por esto no se veía desde el pueblo.
-Miren, estos pinos cayeron.- dijo Tamara, apuntando hacia unos troncos botados frente al castillo.
-Por eso lo vimos el otro día, encontraba muy raro que aparezca una cosa como esta de la nada, ya me estaba asustando; las enredaderas le daban el camuflaje que faltaba.-
-Parece echo a propósito- Respondió Tamara, lo que hizo que Angel y Marie se miraran en un acto reflejo, tras la conversación del posible habitante del castillo.
-¿Qué hacemos ahora?.-
-Ya estamos aquí, el castillo parece vacío, intentemos entrar.- En los ojos de Tamara, se veía la chispa de la aventura, se notaba que disfrutaba el momento, estaba en una especie de éxtasis que al parecer ella parecía no notar.-Vamos, vamos.-
-No creo que sea una muy buena idea.- Dijo Marie, tomando del brazo a Angel, sin decir nada, sólo mirándolo a los ojos severamente.
-Tal vez Marie tenga razón, no sabemos con qué nos podemos encontrar ahí dentro.-
-Solo una miradita.- Suplicaba Tamara, como una niña que queriendo jugar en un parque aunque sus padres le dicen que deben seguir caminando
- ¿Qué hora es?.-
-Son como las tres.-
-No, no, debemos volver, no quiero que nos arriesguemos con algo que luego no podamos controlar.-
-Vamos a mi casa.- Dijo Maire.
-¿En serio, nos invitas a tu casa?.-
-Sí, vamos, antes de que se haga tarde, desde ahí es fácil volver al pueblo.-
-Vamos entonces.-

Tamara miraba a Angel atónito, hasta que se acercó -Como que vamos a su casa.- murmuró - Es una loca y una desconocida, nos puede pasar cualquier cosa, para eso nos metemos al castillo, hasta eso se me hace más seguro.-
-Sabes tan bien como yo que Marie no es peligrosa, no te sientes en peligro.-
-Está bien.- gruñó -Vamos, tienes algo de comer ahí, no quiero más pan.-
-Claro.- sonrió Marie.

domingo, 16 de octubre de 2011

4° Capitulo: La desconfianza en la sinceridad

- Mujer lobo... ¿podrías explicarte un poco mejor?.- preguntó Tamara; en su rostro se reflejaba una mayor curiosidad por esta mujer y un poco de temor.
-Mujer lobo, como suena, me transformo en lobo y tengo ciertas habilidades.- El rostro de Mairie se puso más tenso, como si estuviera preocupada.
-que interesante ¿y desde hace cuanto lo eres, naciste así? .-dijo Angel en una forma más natural y calmada.
- Desde hace ya muchos años para contarlos.- La respuesta fue un tanto apagada, como si notase algo de burla, alguna incredulidad.
-Eso explica lo de salir a cazar supongo.- Comentó Angel, con la misma naturalidad con la que estuvo hablando todo el tiempo.
-Angel ven conmigo un momento, discúlpanos Marie.-
-Claro, no hay problema.- Tamara tomó a Angel de un brazo y lo llevó detrás de un árbol
-¿Como puedes hablar con tanta naturalidad?, nos dijo que era una mujer lobo.- En la mirada se podía ver un gran nerviosismo.
-Mira hay varias opciones.- Angel mantenía una mirada seria.- Primero, no parece ser esquizofrenia, aunque para eso tal vez falte tiempo, segundo, si dice la verdad, no creo que debamos preocuparnos tanto, por algo confió en nosotros de esa manera, o sea, algo como eso no se le dice a un par de extraños por nada.-
-Exacto, no se le dice a un par de extraños, tengo un poco de miedo Angel, quiero alejarme de esa mujer.-
-Creo que eso sería ser mal educados, simplemente esperemos un poco, veamos si nos lleva a castillo, lo vemos y nos vamos, se nota que no trae nada, ningún arma ni nada y si la trae, ya nos hubiese matado si quería.-
-Está bien, confiaré en ti.- Soltó un suspiro.
-Es bueno que lo hagas.-

Los dos volvieron al lugar donde estaban, se notaba que Marie estaba muy nerviosa, tenía los brazos cruzados y se movía hacia los lados sin dar un paso.
-Te veo un poco ansiosa Marie, ¿pasa algo?.- Angel observaba fijamente a Marie, encada movimiento y gesto.
-Si, la verdad, creo que no fue una muy buena idea haberles dicho, lo que les dije.- En los ojos de la joven comenzaban a aparecer unas señales de lagrimas.
-No te preocupes, no le contaremos a nadie, ¿cierto Tami?.- miró fijamente a los ojos a su amiga, quien le devolvió la mirada seriamente.
-Claro, puedes confiar en nosotros, además, nadie nos creería.-
-Eso es lo que ustedes creen, pero bueno, supongo que no debí decirlo de una manera tan brusca, miren, no estoy loca, soy una mujer lobo realmente y si les conté esto fue porque vi en ustedes algo que me dio confianza.-
-Bueno, supongo que tampoco nos lo puedes probar transformándote en lobo, ya que no hay luna llena.- Dijo Tamara, quien sin darse cuenta, se fue relajando cada vez más, aunque sin sentirse cómoda del todo.
-Bueno, no y no; no les puedo probar nada, ya que me estoy recuperando de unas lesiones y si me esfuerzo demasiado puedo abrir las heridas y tampoco necesito la luna llena para transformarme.-
-¿Que te pasó?.-Angel aún seguía mirando fijamente a Marie, aunque el ambiente estaba más relajado.
-Eso el tiempo lo dirá.-
-Bueno, creo que sólo nos queda creer en tu palabra, aunque todo esto sea bastante increíble.-
-Lo se y los entiendo si quieren que no los acompañe más, lamento haberlos molestado.- En este instante, toda la fuerza que se veía en Marie al llegar parecía haberse esfumado y se veía como una frágil y asustada mujer.
-eh, no, nada de eso, vamos, si aún nos quieres llevar, realmente no creo que seas peligrosa y no veo motivo por el cual nos dirías una mentira como esa.- Angel se levantó y se acercó a Marie, tomándola de los brazos suavemente. - Tranquila, realmente puedes confiar en nosotros.- Las miradas cruzadas entre los dos, hicieron que la joven se calmara por algún motivo.
-Está bien, los llevaré al castillo.- Se soltó de las manos de Angel y caminó unos pasos - Guarden las cosas y la basura y vamos, creo que ya hemos perdido mucho tiempo.

La comida que aún quedaba, un par de sándwiches  fueron guardados en unos envases plásticos y la basura en bolsas.

-Bien, ya está todo listo vamos.- Comenzaron a caminar en linea recta, Marie iba un poco más adelante que los otros dos, cosa que Tamara aprovechó para acercarse a Angel a hacerle unas preguntas.
-¿Por qué la dejaste guíarnos? puede llevarnos a cualquier lado.-
-Ya dijiste que confías en mi, ademas sigo sin ver un motivo para tenerle miedo, tranquila, si en algún momento noto algo peligroso te lo haré saber y te iras de inmediato.-
-Aún no se por qué confío en ti.- suspiró
-Simple, soy confiable y lo sabes.- Le dedicó una gran sonrisa.- ahora vamos al lado de ella, hay que tener a los enemigos más cerca.- rió.

Capitulo 3°: una extraña aparición en un lugar aún más extraño



Al avanzar por el camino, este mismo se fue haciendo más ancho y ya ambos podían caminar juntos; el bosque era bastante espeso y no permitía ver haca fuera de este, el sendero se perdía bajo las hojas y el pasto que volvía a brotar por el lugar.

-parece que por aquí la gente ya no pasa.- señaló Angel
-si, igual raro el camino, ya me siento media perdida.-
-tranquila, si creo que es por aquí.-
-eso no es para nada tranquilizante, no tienes idea por donde vamos.-
-jeje... nah, si es en esta dirección, simplemente hay que seguir por aquí.-

De entre los árboles aparece una hermosa mujer, de largo, liso y castaño pelo que le llega hasta la cintura, delgada y de marcada silueta, vestida completamente de negro, haciendo contraste con la blancura de su rostro y el azul de sus ojos, representaba esta mujer estar en la mitad de la veintena de años.

-si quieren ir al castillo, yo los puedo llevar.- Un grito de sorpresa lanzaron ambos jovenes al escuchar a esta mujer, que se encontraba detrás de ellos, con las manos en la cintura en una posición casi amenazante y mirando fijamente a Angel, en su rostro se reflejaba interés, lo miraba como si buscara algo, como si estuviese interrogándolo con el pensamiento .
-ehh... hola.- dijo Angel, aún sorprendido por la aparición de la mujer y un tanto incomodo por la fija mirada de esta en él, aunque al mirarla se sintió completamente atraído por su hermosura y un extraño sentimiento de interés le despertó en seguida.

La misteriosa mujer, al darse cuenta de la situación, movió rápidamente la cabeza y se acercó a los jóvenes.
-debí de asustarlos, lo siento, mi nombre es Marie Antoinette, estaba pasando por aquí, los escuché y por eso me acerqué.-
-No te preocupes.- se adelantó en decir Angel, aún miando a la mujer fijamente, casi hipnotizado.- Mi nombre es Angel.- Al percatarse de la situación, Tamara le dio un pequeño empujón a Angel, haciendo que este quitara la mirada de Marie.
-Yo soy Tamara.- miró de reojo a Angel - Deja de mirarla con cara de psicópata, hombre.- le susurró
-No me había dado cuenta.- respondió con otro susurro.
Al acercarse a ambos la mujer los saludó con un beso en la mejilla, al sentir la piel de la mujer en su rostro Angel sintió un ligero escalofrío.
-Disculpa, nos dijiste que tu sabes dónde queda el castillo.- dijo Tamara
-Si claro,  he estado muy cerca varias veces.-
-¿En serio, vives por aquí?.- Preguntó Angel, quien parecía muy feliz de poder comenzar con esta conversación
-Si, por aquí.-
-¿Y te adentras en el bosque tu sola?.-
-Por aquí casi no pasa gente y me gusta bastante la soledad, todos los días salgo un tiempo a este bosque, me gusta recolectar ciertas plantas y de vez en cuando cazar algún animal.- Tamara se sorprendió bastante con lo que dijo la mujer y comenzó a sentir una gran curiosidad por saber más de ella.
-Con tanta caminata me dio un poco de hambre, ¿quieren comer algo?.- preguntó Tamara
-Sí, a mi también me dio hambre; ¿Quieres comer con nosotros Marie?.-
-No lo se creo que sería mucho abuso, además yo puedo ir a mi casa a comer, está como a media hora solamente.-
-Media hora es bastante tiempo, en especial cuando uno tiene hambre, ven siéntate con nosotros.- Los tres jóvenes se sentaron en el pasto, el viento helado ya había pasado bastante, el ambiente y la temperatura eran bastante agradable; Los arboles estaban quietos y sólo se oía el sonido de las aves llamándose para salir a volar, los padres haciendo el relevo entre el cuidado del nido y salir a buscar alimento y quizás que otras cosas.
Ya instalados, Sacaron las cosas para comer, unos sándwiches, unas galletas y unas botellas de bebida y unas latas de cerveza.
-Marie, tu nombre parece Francés, ¿eres de allá?.- Preguntó Angel, mientras comía un sándwich.
-Ciertamente, pero vivo en Chile desde hace bastante, por eso no tengo acento, bueno, he vivido en muchos lugares.-
-¿Enserio, y que te hizo quedarte en Chile?.- Preguntó Tamara, aún más sorprendida de que una persona tan carismática como Marie viviese en un lugar como Panguipulli por decisión propia.
- Hay muchas razones, me gusta mucho el sur Chileno, tiene gran parecido con el lugar en el que yo nací, o mejo dicho se parece a cuando yo nací, ahora está muy cambiado, pero digamos que también tiene que ver con el castillo.-
-¿Con el castillo?¿Por qué?.-preguntó-... o sea si puedes contarnos, no quiero meterme en tus asuntos personales.- Añadió Angel, en un ademán de cortesía, aunque su deseo era saber la conexión de la mujer y el castillo y averiguar algo más sobre ambos.

Marie se levantó, miró a ambos jóvenes, dio una corta vuelta y volvió al lugar dónde estaba, su rostro se veía indeciso, como queriendo decir algo, pero no saber si es correcto hacerlo, finalmente suspiró, miró por última vez a los dos, quienes la observaban con gran atención y dijo.
-Sucede que yo soy una mujer lobo.-












viernes, 14 de octubre de 2011

2° capitulo: eventos interesantes en situaciones cotidianas

La mañana estaba tranquila, el viento hacía danzar los arboles y las aves volaban como de costumbre, nada hacía presagiar la aventura del día, el descubrimiento de lo único interesante del pueblo, aquel castillo.

- Un castillo... .- bebió un sorbo de su té. Terminó de desayunar y fue a su habitación a cambiarse de ropa; una polera, sobre esta un poleron morado de hilos de lana, unas botas cafes y un pantalón negro, lista y dispuesta, además de un poco nerviosa y ansiosa, antes de salir tomó una parka blanca para el frio, unas cuantas cosas para comer que puso en su bolso y salió.
Eran cerca de las 11 de la mañana, el sol de otoño, como e típico en el pueblo, hacía el amague de entregar calor y la brisa del día enfriaba los huesos de quien estuviese lejos de una calefacción, así como Tamara, que, aunque no sentía tanto frío gracias  su ropa, su cara quedaba al descubierto y enfrentaba el viento helado.

Angel se encontraba a una calle de la casa de Tamara, estaba parado mirando en dirección del camino que debían recorrer.

-Por qué estas tan desabrigado hombre, ¿no tienes frio?.-
-Ya te dije que estoy muerto, los muertos no sentimos frio.- al decir esto, recibió un golpe en le brazo que lo hizo moverse de su posición.
-Idiota, ya vamos mejor.- comenzó la caminata, el frío del día combinaba de manera excelente con el calor que producía la caminata, el camino de tierra, rodeado por arboles nativos, unas cuantas casas se escondían tras estos, pequeñas, rústicas, típicas de la zona sur de Chile, eran un hermoso paisaje, perfecto para una situación como esta, para un tiempo y un clima como este; todo hacía juego.

-Tenemos que seguir por este camino como un kilómetro y después hay que subir un poco.-
-¿Sabes bien el camino?.-
-Digamos que estoy... improvisando.-
-Vamos a tener que preguntar a alguien.-
-Claro, si encontramos a alguien y esperando que ese alguien sepa sobre el castillo del que nadie tiene idea.-
-No creo que nadie sepa.-
-No me parecería tan poco probable, le pregunté a mi abuelo y no tiene idea, eso que el conoce casi toda la zona, además de que conoce a mucha gente de campo, que al menos pudo haberle nombrado el castillo... es un castillo o sea es algo para comenta ¿no crees tu?.-
-si... bueno.. tal vez nadie se había dado cuenta, o sea, está bien escondido, no se como tu te diste cuenta, tras los pinos costaba mucho verlo.-
-mm algo extraño hay con el famoso castillo.-
-¿cuanto crees que nos demoremos en llegar?.-
-creo que unas 3 horas.-
-Y tu viniste con un puro poleron!!, estas loco.- le gritó
-jaja, como se te ocurre, si traigo un corta-viento, pero como es delgado no hace bulto en el bolso.- respondió.
 -ah, más te valía.-

Al caminar aproximadamente un kilómetro se detuvieron frente a una entrada hacía el cerro; un pequeño sendero por el cual dos personas no pueden caminar una al lado de otra, rodeado por una espesa vegetación, que mezcla arbustos, arboles y plantas pequeñas.

-vamos no más, te diría las damas primero, pero creo que por esta vez, voy yo primero.-




jueves, 13 de octubre de 2011

1° Capitulo: Vidas comunes, eventos un poco extraños

Tamara vive una tranquila y aburrida vida en Panguipulli, nada nuevo para la gente joven del pueblo, a sus 20 años, su mente vive lejos de su cuerpo, de su pueblo, de su vida.

-Pronto me iré de aquí y haré lo que quiera.- se repetía todos los días.

Salió de su hogar a pasear, refrescarse y pensar un poco más en su sueño de ser una artista, vivir de la música, su gran pasión; poder cantar, tocar el piano y vivir de eso, perfeccionar sus técnicas de dibujo, estar en paz.
Su ondulado cabello bailaba con el viento ese día de otoño, en una danza casi imperturbable.
Su caminata la llevó por el centro del pueblo, pequeño, con poco transito de personas y vehículos, una larga calle rodeada de pequeños edificios de madera, no más de 7 metros de alto; desembocando en la costanera del lago, ahí se sentó, a mirar el bello paisaje.
quiero un teclado.- suspiró largamente, mientras se incorporaba de nuevo, hasta que sintió un  empujón que hizo que se sentara nuevamente.
-Angel no hagai eso!!- frunció el seño.
-hola po, ¿cómo estai?-
-¿bien y tu?-
-bien, bien aqui ando dando una vuelta ¿y tu?, que milagro verte fuera de tu casa.-
-simpatico... imbecil.-
-ya ya,tanto enojo para alguien tan chico.-
-mira quien habla, no eres mucho más alto que yo.-
-excusas, ¿vamos a caminar un rato?.-
-ya, pero ayuda a pararme.-

Caminaron por la costanera, mirando el paisaje, admirando la naturaleza tan típica del sur chileno, el lago panguipulli está rodeado por cerros llenos de vegetación, algunas casas, animales de granja y una gran porción de bosque; Mas atrás de los cerros se encuentra un volcán y en el lago hay unas cuantas pequeñas islas.
-¿como anda la vida?.-
-igual que siempre nomas.-
-¿todavía con ganas de irte?.-
-siempre Angel, sabes que pangui me enferma.-
-¿mucha paz para ti? jajaja.-
-no se si es eso, pero es que no hay nada que hacer, no tengo nada que hacer aqui.-
La mirada de Angel quedó fija en un lugar específico. -ehm.. tami.. soy muy despistado o estoy viendo mal... pero, ¿eso que está ahí es un castillo?.- dijo apuntando hacía un cerro ubicado al otro lado del lago.
-¿en que parte?.-
-ahí, entre los pinos.- tomó la cabeza de su amiga para dirigirla en la dirección.-
-dónde me hacer ver, no hay ningún pino.- dijo soltando una pequeña risa
-ahh pero mujer ahí.- dijo gritando y apuntando en la misma dirección.-
-ahora lo veo, claro que hay un castillo. ¿cómo nunca lo hemos notado?.-
-esa, es una gran pregunta, tenemos que ir a verlo, ¿como hay un castillo aquí en pangui?... es muy raro, hay que ir.-
-¿y tu crees que se puede?, yo creo que está muy cuidado o algo, no me tinca mucho- dijo desconfiadamente
-vamos, si yo he andado en esos lados, por eso te digo.-
-y si has andado por ahí ¿como no lo has visto?.-
-eso es lo que quiero saber. Ya, ¿vamos o no?.-
-vamos.-