-No realmente, sucede que es un convenio entre mi conservatorio y la universidad, puedo pedir unos libros con teoría de la música y partituras.-
-Ya veo, Jaja, como son las cosas de la vida, parece que estamos destinadas a encontrarnos.-
-Así parece, pero ahora me debo ir al conservatorio.-
-¿Te llevo?.-
-¿En serio?.-
-Claro, es lo menos por una amiga.-
-Gracias.- Las mujeres caminaron hasta el estacionamiento, sin darse cuenta, un gran número de hombres miraban los movimientos de las dos mujeres, debido a la gran belleza de ambas, al llegar Marie se recostó en su automóvil, como entregándoles un poco de espectáculo a los observadores-¿Este es tu auto? es realmente lujoso, o sea algo bonito me imaginé, pero nunca creí que tanto. Realmente tienes un buen ojo con lo de los negocios.-
-Simplemente hay que saber moverse y con quien hablar, bueno vamos.- Ambas subieron al automóvil tranquilamente, mientras sus espectadores se desilusionaban al ver como su espectáculo se alejaba de ellos. Tomaron la diagonal y continuaron su camino a través de los hoteles, bancos y restoranes, hasta llegar a un gran edificio rojo, unos tres pisos de alto, con un estilo antiguo de construcción, típico de este tipo de edificios destinados a asuntos artísticos.
-Bonito lugar.-
-Sí bastante, es acogedor y tiene el ambiente que siempre estuve buscando.-
-Mucho éxito entonces, espero nos veamos pronto, siempre es bueno tener una amiga en ciudades desconocidas.-
-Gracias Marie, te has portado muy bien conmigo.-
-No, nada de eso; bueno, entonces nos vemos, cualquier cosa, tienes mi número, adiós.-
-Adiós.- Dicho esto, Tamara bajó del vehículo y se dirigió hacía el edificio mientras el vehículo continuaba su camino.
Este era ya su tercer día de clases y hoy era el acto de bienvenida para los nuevos integrantes de la institución. El lugar de la actividad era la sala de conciertos, un gran auditorio con capacidad para unas 500 personas, el cual estaría completamente lleno, no por la gran espera de los nuevos integrantes, sino que iba a tocar para ellos uno de los músicos egresados del conservatorio más famosos, un guitarrista de jazz que ya poseía un disco de oro y tenía realizadas y agendadas giras internacionales.
Antes de este gran evento Tamara fue al lugar de reunión de su generación, un lugar en el que habían acordado reunirse mientras pasaba este periodo de conocimiento entre ellos, una esquina entre el jardín del conservatorio, el edificio y un muro que lo separaba del mundo exterior; al llegar ya habían ahí tres jóvenes, un hombre de estatura media y un poco moreno, que utilizaba una chaqueta café con unos jeans, de pelo corto y nariz delgada, toda la onda de rock star, junto a él, una mujer colorina y pecosa, de blanca piel y verdes ojos que utilizaba una polera negra, calzas a cuadro y unas zapatillas de lona verdes, ambos hablaban muy entretenidos, mientras un poco más lejos estaba la otra mujer, la cual a diferencia de los otros dos, no había visto antes, de media estatura, pelo negro y rostro muy pálido, que a Tamara le recordó el rostro del vampiro, la mujer estaba vestida con un estilo gótico, con una falda larga y roja, con un corte que mostraba su pierna enfundada con unas medias a cuadros, el resto de su atuendo era un corsé rojo y negro y unos largos guantes que tapaban llegaban hasta su codo, los ojos de la mujer eran de un color miel y transmitian una gran energía que Tamara no supo interpretar; se acercó y saludó a los dos que hablaban.
-Hola chicos, ¿cómo están?.-
-Bien gracias.- respondieron al unísono.-
-¿quién es ella?.-preguntó señalando a la extraña mujer
-Al parecer es una compañera, pero no se nada más, estuvo con nosotros un corto momento y luego se alejó sin decir nada.- Dijo el hombre
-Hola.- Dijo Tamara acercándose a la chica.
-Hola.- respondió secamente ella.
-¿Estas bien?.- le preguntó Tamara percatándose de la apatía de la mujer.
-lo siento, estoy un poco nerviosa y me pongo tonta cuando eso me pasa.- al decir esto intentó sonreír aunque fue un intento fallido.
-No te preocupes, todos tenemos nuestros días.-
-Gracias.-
-¿Cómo te llamas?.-
-Brenna.-
-Lindo nombre, aunque nunca lo había oido antes.-
-Es celta.-
-¿Enserio? o sea ¿no eres chilena?.-
-Sí, este nombre lo elegí yo, no me gustaba el que tenía antes.-
-Que interesante.-
-Debes creer que es algo tonto.-
-No, sinceramente me parece que está bien, se nota que eres decidida, no cualquiera se cambia el nombre.-
-Jaja, gracias, ¿y tú, como te llamas?.-
-Tamara, un gusto.-
-Un gusto, ehm Tamara, te puedo pedir algo.-
-Claro, dime.-
-Lo que pasa es que me cuesta hablar con la gente y bueno ya he hablado contigo, ¿te podría acompañar en la bienvenida', no quiero estar sola.-
-Jaja, por supuesto.-
-Gracias.-
Mientras hablaban el grupo de cuatro personas, sin darse cuenta, fue creciendo de gran manera, ya estaba casi toda la generación, al rededor de veinte personas de variadas edades y notoriamente variados estilos. Entre ellos estaban algunos destacables individuos como un niño de 12 años, que fue acogido como hijo del curso, era un pequeño prodigio del piano, destinado a ser un genio musical. También había un hombre delgado y muy alto, casi unos dos metros, que utilizaba siempre una boina café a cuadros, un fanático del jazz que siempre estaba con su saxofón muy cerca de él, actuaba muy raro y era tartamudo, no le gustaba hablar mucho y normalmente se limitaba a responder, aunque siempre estaba con una sonrisa en el rostro, la otra persona destacable era una mujer, alta, rubia y robusta, con una figura muy marcada y con una voz envidiable, amiga de todos y siempre cantando alegremente en tonos extremadamente agudos para cumplir su sueño de quebrar copas con su voz. Claramente habían más personas de cualidades interesantes, pero esto tres siempre destacaban por algo y eran conocidos por todo el curso. Pronto las dos mujeres se acercaron a todo el grupo, Brenna demostró su timidez, pasaba casi todo el tiempo en silencio y sólo respondía a las preguntas que le hacían y agradecía los elogios de los hombres, entre ellos el tipo del saxofón, quien se notó uno de los más interesados en la tímida mujer, quien también se sentía a gusto con la presencia del hombre. Ya era la hora de ir a la bienvenida, así que los jóvenes caminaron todos en grupo hacia el lugar, se acomodaron por grupos, eran tres cursos de esta nueva generación, el menos numeroso era en el que estaba Tamara y fueron designados a sentarse en primera fila, luego el que le seguía y posteriormente el más numeroso; luego de ellos venía todo el resto de los alumnos y más atrás público general, las autoridades invitadas y de la institución se posicionaron en los balcones.
El acto fue bastante aburrido, al menos para la juventud presente, discurso del director, unas palabras de ciertos profesores, algunas indicaciones; aburrido hasta que llegó la hora de la última presentación, lo único esperado de la jornada, el guitarrista entró y salió de escena con una ovación gigante, demostró sus habilidades y luego les entregó dos mensajes a los alumnos, uno motivacional para que persigan sus sueños y un llamado a una marcha para protestar por educación de calidad y gratis para sus compañeros que están universidades. Luego de esto el acto terminó y los jovenes fueron saliendo del auditorio
-¿Vas a ir a la marcha Tamara?.- preguntó Brenna.
-no lo creo, no es mi estilo.-
-Vamos, aunque sea un momento, no creo que nos pasé nada, además he visto y hay arte, batucadas, son muy bonitas.-
-Bueno, podría ser, pero sólo por un momento.-
-Excelente, entonces ¿nos vemos mañana?.-
-Nos vemos.-
-Simplemente hay que saber moverse y con quien hablar, bueno vamos.- Ambas subieron al automóvil tranquilamente, mientras sus espectadores se desilusionaban al ver como su espectáculo se alejaba de ellos. Tomaron la diagonal y continuaron su camino a través de los hoteles, bancos y restoranes, hasta llegar a un gran edificio rojo, unos tres pisos de alto, con un estilo antiguo de construcción, típico de este tipo de edificios destinados a asuntos artísticos.
-Bonito lugar.-
-Sí bastante, es acogedor y tiene el ambiente que siempre estuve buscando.-
-Mucho éxito entonces, espero nos veamos pronto, siempre es bueno tener una amiga en ciudades desconocidas.-
-Gracias Marie, te has portado muy bien conmigo.-
-No, nada de eso; bueno, entonces nos vemos, cualquier cosa, tienes mi número, adiós.-
-Adiós.- Dicho esto, Tamara bajó del vehículo y se dirigió hacía el edificio mientras el vehículo continuaba su camino.
Este era ya su tercer día de clases y hoy era el acto de bienvenida para los nuevos integrantes de la institución. El lugar de la actividad era la sala de conciertos, un gran auditorio con capacidad para unas 500 personas, el cual estaría completamente lleno, no por la gran espera de los nuevos integrantes, sino que iba a tocar para ellos uno de los músicos egresados del conservatorio más famosos, un guitarrista de jazz que ya poseía un disco de oro y tenía realizadas y agendadas giras internacionales.
Antes de este gran evento Tamara fue al lugar de reunión de su generación, un lugar en el que habían acordado reunirse mientras pasaba este periodo de conocimiento entre ellos, una esquina entre el jardín del conservatorio, el edificio y un muro que lo separaba del mundo exterior; al llegar ya habían ahí tres jóvenes, un hombre de estatura media y un poco moreno, que utilizaba una chaqueta café con unos jeans, de pelo corto y nariz delgada, toda la onda de rock star, junto a él, una mujer colorina y pecosa, de blanca piel y verdes ojos que utilizaba una polera negra, calzas a cuadro y unas zapatillas de lona verdes, ambos hablaban muy entretenidos, mientras un poco más lejos estaba la otra mujer, la cual a diferencia de los otros dos, no había visto antes, de media estatura, pelo negro y rostro muy pálido, que a Tamara le recordó el rostro del vampiro, la mujer estaba vestida con un estilo gótico, con una falda larga y roja, con un corte que mostraba su pierna enfundada con unas medias a cuadros, el resto de su atuendo era un corsé rojo y negro y unos largos guantes que tapaban llegaban hasta su codo, los ojos de la mujer eran de un color miel y transmitian una gran energía que Tamara no supo interpretar; se acercó y saludó a los dos que hablaban.
-Hola chicos, ¿cómo están?.-
-Bien gracias.- respondieron al unísono.-
-¿quién es ella?.-preguntó señalando a la extraña mujer
-Al parecer es una compañera, pero no se nada más, estuvo con nosotros un corto momento y luego se alejó sin decir nada.- Dijo el hombre
-Hola.- Dijo Tamara acercándose a la chica.
-Hola.- respondió secamente ella.
-¿Estas bien?.- le preguntó Tamara percatándose de la apatía de la mujer.
-lo siento, estoy un poco nerviosa y me pongo tonta cuando eso me pasa.- al decir esto intentó sonreír aunque fue un intento fallido.
-No te preocupes, todos tenemos nuestros días.-
-Gracias.-
-¿Cómo te llamas?.-
-Brenna.-
-Lindo nombre, aunque nunca lo había oido antes.-
-Es celta.-
-¿Enserio? o sea ¿no eres chilena?.-
-Sí, este nombre lo elegí yo, no me gustaba el que tenía antes.-
-Que interesante.-
-Debes creer que es algo tonto.-
-No, sinceramente me parece que está bien, se nota que eres decidida, no cualquiera se cambia el nombre.-
-Jaja, gracias, ¿y tú, como te llamas?.-
-Tamara, un gusto.-
-Un gusto, ehm Tamara, te puedo pedir algo.-
-Claro, dime.-
-Lo que pasa es que me cuesta hablar con la gente y bueno ya he hablado contigo, ¿te podría acompañar en la bienvenida', no quiero estar sola.-
-Jaja, por supuesto.-
-Gracias.-
Mientras hablaban el grupo de cuatro personas, sin darse cuenta, fue creciendo de gran manera, ya estaba casi toda la generación, al rededor de veinte personas de variadas edades y notoriamente variados estilos. Entre ellos estaban algunos destacables individuos como un niño de 12 años, que fue acogido como hijo del curso, era un pequeño prodigio del piano, destinado a ser un genio musical. También había un hombre delgado y muy alto, casi unos dos metros, que utilizaba siempre una boina café a cuadros, un fanático del jazz que siempre estaba con su saxofón muy cerca de él, actuaba muy raro y era tartamudo, no le gustaba hablar mucho y normalmente se limitaba a responder, aunque siempre estaba con una sonrisa en el rostro, la otra persona destacable era una mujer, alta, rubia y robusta, con una figura muy marcada y con una voz envidiable, amiga de todos y siempre cantando alegremente en tonos extremadamente agudos para cumplir su sueño de quebrar copas con su voz. Claramente habían más personas de cualidades interesantes, pero esto tres siempre destacaban por algo y eran conocidos por todo el curso. Pronto las dos mujeres se acercaron a todo el grupo, Brenna demostró su timidez, pasaba casi todo el tiempo en silencio y sólo respondía a las preguntas que le hacían y agradecía los elogios de los hombres, entre ellos el tipo del saxofón, quien se notó uno de los más interesados en la tímida mujer, quien también se sentía a gusto con la presencia del hombre. Ya era la hora de ir a la bienvenida, así que los jóvenes caminaron todos en grupo hacia el lugar, se acomodaron por grupos, eran tres cursos de esta nueva generación, el menos numeroso era en el que estaba Tamara y fueron designados a sentarse en primera fila, luego el que le seguía y posteriormente el más numeroso; luego de ellos venía todo el resto de los alumnos y más atrás público general, las autoridades invitadas y de la institución se posicionaron en los balcones.
El acto fue bastante aburrido, al menos para la juventud presente, discurso del director, unas palabras de ciertos profesores, algunas indicaciones; aburrido hasta que llegó la hora de la última presentación, lo único esperado de la jornada, el guitarrista entró y salió de escena con una ovación gigante, demostró sus habilidades y luego les entregó dos mensajes a los alumnos, uno motivacional para que persigan sus sueños y un llamado a una marcha para protestar por educación de calidad y gratis para sus compañeros que están universidades. Luego de esto el acto terminó y los jovenes fueron saliendo del auditorio
-¿Vas a ir a la marcha Tamara?.- preguntó Brenna.
-no lo creo, no es mi estilo.-
-Vamos, aunque sea un momento, no creo que nos pasé nada, además he visto y hay arte, batucadas, son muy bonitas.-
-Bueno, podría ser, pero sólo por un momento.-
-Excelente, entonces ¿nos vemos mañana?.-
-Nos vemos.-
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