lunes, 31 de octubre de 2011

12° Capítulo: La marcha

-Un día nublado, que novedad, no debería haber aceptado esto de la marcha, mejor la llamaré... claro... no le pedí su número....- se levantó lentamente, como si el cuerpo le pesara y se vistió, su atuendo era un buzo y un polar.
Caminó hasta la parada del autobús, se quedó apoyada del paradero, sacó del bolsillo de su polar una caja de cigarros y un encendedor, tranquilamente prendió el cigarro mientras miraba el día nublado, todo el gris del cielo le hizo sentir pesar, casi tristeza, continuó fumando y fue recordando la tierra que había dejado, aunque se había prometido no hacerlo el día le traía esos recuerdo, los imponía y no podía negarse; recordó a su familia, los extrañaba a pesar de no haber sido nunca muy cercanos, el paisaje que dejó, tan diferente al de ahora, el cambio le reconfortaba, pero finalmente se vio obligada a recordar lo que no quería, aquel momento, una de las peores visiones, el rostro de dolor, el charco de sangre. Continuó fumando, con la mirada caída, logro espantar los fantasmas del recuerdo, pero el día seguía intentando traeros; los autobuses pasaban, a veces el que necesitaba, pero ella seguía fumando, absorta en su mente, en sus pensamientos, en alejar los fantasmas, se acabó el cigarro y movió rápidamente la cabeza para despertar de la especie de hipnosis en la que se había encontrado hasta ese momento, justo a tiempo para hacer parar el autobús, se subió y esta ves comenzó a escuchar música, concentrándose en cada nota, sonido, en la armonía de la música, era una pieza clásica, la fuga de beethoven -incomprendida en sus tiempos, amada en la actualidad, como siempre ocurre con los genios- pensaba, pasó el tiempo y llegó a destino, bajó del autobús  se encontró con su curso, saludó alegremente pero con una sombra de tristeza que se había acumulado en el viaje a todos ellos, miró a todos hasta que encontró finalmente a quien buscaba, siempre más lejana estaba Brenna.

-Hola.-
-Oh, hola Tamara, no creí que vinieras.-
-Te dije que lo haría y dime Tami, Tamara me suena a mucha formalidad.-
-Jiji, bueno, te vez un poco triste.-
-¿En serio?.- dijo la mujer sorprendida, ya que nadie más se había dado cuenta de su estado
-Sí, ¿estas pensando en un mal recuerdo?.-
-¿Cómo sabes eso?.-
-Lo veo en tus ojos.-
-ya veo... .-dijo de una manera un tanto recatada.
-lo siento.- dijo bajando la cabeza - a veces digo cosas de más, no es de mi incumbencia.-
-No es eso, es que no es común que alguien sepa con tanta exactitud esas cosas, ¿eres como adivina?.-
-No, no, sólo sé observar en los ojos de los demás.-
-¿Cómo aprendiste a hacer eso?.-
-Larga historia.-
-Ya veo, bueno vamos, ya se están moviendo.-
-Sí, pero creo que salimos en como media hora.-
-mmm, entonces tenía que demorarme más.- ambas rieron - Cuentame Brenna, ¿Por qué el nombre?, ¿De donde eres?.-
-Soy del sur, nací en chiloé, pero no me quede mucho tiempo viviendo ahí, desde entonces no he tenido un lugar estable, he vivido en puerto, en Osorno, Valdivia, pero son ciudades muy grandes, durante un tiempo me fui al campo, en Panguipulli...-Cuando dijo esto, Tamara sintió una gran impresión, la mujer era muy parecida en varios aspectos al vampiro.
-¿En serio? yo soy de ahí.- dijo tranquilamente- ¿Cómo en que tiempo viviste en esa zona?.-
-No mucho, unos cuantos meses, ese fue el último lugar en el que estuve antes de venir aquí.- Tamara bajó la mirada, sintió un gran temor por la mujer, a pesar de que esta no le transmitía malos presentimientos, sintió temor de que tuviera algo que ver con el ser infernal. Sin embargo Brenna, al ver en los ojos de su interlocutora se dio cuenta de que algo en la mirada de la mujer había cambiado.
-¿Qué pasa?-
-Nada, nada espero.-
-Tranquila.- le dio una palmada en la espalda
-Sí.. bueno voy a ver unas cosas mientras tanto, voy y vuelvo-Tamara se alejó del lugar, cruzó la calle y entró en un negocio de abarrotes, compró un chocolate y se sentó afuera del negocio un momento, estaba un poco confundida y atemorizaba, no quería revivir la historia en la que parecía estar atrapada, sentía que debía alejarse de esa extraña mujer para alejar el pasado y poder pensar en un futuro que no fuese vivir en el círculo que la acercaba al lugar del cual venía o incluso morir, si es que tenía que ver con el vampiro.
Terminó de comer su chocolate y volvió al lugar en el que estaba; la multitud, comenzó a moverse, yendo al frente el mismo hombre que los invitó a la actividad, eran al rededor de unas doscientas personas que caminaban con gritos de protestas y tocando música.
-¿hacia dónde vamos ahora?- le preguntó Tamara al hombre delgado de la boina.-
-a...a...a juntarnos co...co... con la marcha d...e la universidad.-
-Gracias.- Tamara esperó a que pase la mayoría de la multitud para ir al final de la marcha, al verla, Brenna se acercó a su compañera.
-¿Tami?.-
-Sí, ¿Qué pasa?.-
-Te noto extraña ¿Pasa algo?.-
-no, ¿por que habría de pasar algo?.-
-Eso me pregunto yo, veo que ahora desconfías de mi.-
-Realmente das miedo, ¿segura no eres adivina?.-
-No lo soy, porque no adivino, veo con claridad las cosas que pasan.-
-Entonces sabes bien que es lo que creo.-
-Sí- dijo bajando la mirada.
-Eso me asusta.-
-Lo siento no lo puedo evitar, pero quiero que sepas que yo no tengo nada que ver con lo que tu crees.-
-Cada ves me asustas más y creo que sabes todo lo que a pasado, pero por algún motivo te creo y espero no equivocarme.-
-No lo harás, te lo aseguro.-

Luego de caminar unos quince minutos, bajaron a la avenida los carrera, donde se juntaron con las dos universidades más grandes de la ciudad, juntos marcharon hacia la plaza de la ciudad, siempre con el mismo ambiente pacífico pero también de provocación, para llamar la atención, para lograr el impacto en la gente, hacerlos despertar y que sientan que son partes de la misma lucha. Las manifestaciones duraron al rededor de tres horas, luego los manifestantes comenzaron a volver a sus respectivas casas de estudio y fue en ese momento en que Tamara y Brenna se perdieron de su curso y sin darse cuenta se vieron en vuelta en un lugar dónde comenzaron disturbios con la fuerza pública.

A pesar de que las mujeres no habían echo nada, debieron correr de los carabineros y de las granadas lacrimógenas que lanzaban estos, tratándose de tapar el rostro de alguna manera para no verse tan afectadas; después de un momento de confusión Tamara tomó a Brena del brazo y la arrastró por un callejón, en el que parecía que no sucedía nada, caminaron un poco más tranquilas hasta que vieron que en frente de ellas habían cinco carabineros de fuerzas especiales que quedaron mirando a las jóvenes un momento y luego se abalanzaron sobre ellas que corrieron para escapar pero fueron alcanzadas y detenidas, mientras forcejeaban, los carabineros golpearon fuertemente a las dos mujeres, a Tamara en el estómago y a Brenna que estaba tomada entre tres, la golpearon en la espalda. Antes de que la golpiza pudiese ser más grave se vieron volar por los aires a los cinco carabineros, lanzados todos uno por uno por Marie, quien tenía en su rostro la ira marcada y sus ojos estaban fijos en los hombres, quienes intentaron correr de manera infructífera, ya que la mujer era más rápida que ellos. Su mano se transformó nuevamente en la garra que arañó al vampiro, pero esta vez, el objetivo fue el casco policial de uno de los hombres, el cual se partió completamente haciendo que el individuo recibiera de todas formas un gran golpe en el cráneo, el cual además de hacerlo caer lo dejó inconsciente, al ver esto, el resto de los carabineros sacaron sus armas de servicio, lo cual no les sirvió de nada contra la rapidez de la mujer que saltó sobre uno tomándole la mano y quebrándosela para que soltara su arma y luego lo arrojó sobre otro de los hombres; los otros dos trataron de apuntar a la mujer que saltaba de un lugar a otro y cada ves más cerca de ellos, uno trató de disparar pero antes de presionar el gatillo recibió un golpe en el estómago que lo lanzó contra la pared  de un edificio y lo dejó fuera de combate; finalmente el último hombre aprovechó mientras golpeaban a su compañero para correr, pero antes de salir del callejón recibió una piedra en su casco rompiendo este y haciéndolo caer inconsciente al igual que al resto de sus compañeros.

Aún un poco adolorida y aturdida con lo sucedido Tamara se acercó a Marie, quién estaba jadeando  con la mirada fija en un punto y con las manos tranformadas en garras pero que al sentir el tacto de su amiga, volvió a ser la bella mujer de siempre que tomó a su amiga y a Brenna pasando los brazos de estas sobre su cuello y sacándolas del lugar, las llevó hasta su auto y se acomodaron de la mejor manera que pudieron. Salieron de la zona conflictiva a gran velocidad y esquivando varios automóviles policiales y encapuchados; finalmente Marie llevó a las jóvenes hasta las afueras de la ciudad, a una hermosa casa de dos pisos ubicada en un condominio, se estacionaron y entraron las tres mujeres cayendo cansadas sobre el sofá de terciopelo negro.

-Gracias Marie.- dijo Tamara rompiendo el silencio del camino.
-No hay de qué chicas, esos idiotas se lo merecían.-
-eh.. enserio gracias.-dijo tímidamente Brenna.
-Ya les dije, no hay de qué, a todo esto, disculpa, no me había presentado, soy Marie.-
-Yo soy Brenna.-
-Excelente, ¿están bien?, creo que hay que revisar esos golpes.- Las dos mujeres se quedaron sólo con poleras y comenzaron a examinarse.
-Creo que esto se pondrá morado Tami, te voy a pasar una bolsa de hielo y a tí también Brenna.- fue a la cocina y volvió con dos bolsas llenas de hielo que les puso en los lugares de los golpes a las mujeres.
-Marie... desde hace bastante te quería hacer una pregunta.- dijo Brenna
-Dime.-
-¿Cómo hiciste eso con los tipos, como pudiste golpearlos de esa forma?.- Tamara miró preocupadamente a Marie, quien le devolvió la mirada.
-Bueno... es que... hago mucho ejercicio.-

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