martes, 18 de octubre de 2011
5° capítulo: Mucho Camino para tan poco
El camino era oculto, no había ningún sendero que los guiara, pero Marie se movía como si fuese caminando por un camino muy bien marcado, subían y bajaban por el cerro; todo en silencio, tal vez por el cansancio o tal vez por la declaración de la joven, pero nadie hablaba, sólo el viento y el bosque que a veces se desaparecía y caminaban por pampas descubiertas, de un verde pasto, largo, haciendo notar que hacía mucho que las personas habían dejado de pasar por ese lugar; luego de más de media hora de caminata, Marie se detuvo en frente de una pequeña arboleda de pinos.
-Hasta este lugar he llegado yo, pasando esos pinos está el castillo.-
-¿en serio?, pero no se ve.- dijo Angel
-Eso es porque está un poco hacia abajo y no es tan grande como parece.-
-ah, pero, ¿por qué nunca has ido hasta el castillo?, si eres de aquí cerca y conoces el lugar.-
-Eso...- liberó el aire de sus pulmones y determinó mejor no decir nada.- no es por nada importante.
-Bueno, entonces vamos.- Tamara se adelantó en la caminata, Angel siguió tras ella y Marie quien cambió su actitud luego de su confesión, iba al final, ya sin esa seguridad que tenía cuando apareció frente a los jóvenes, sino más bien, caminando con desconfianza, sin temor, pero muy cuidadosa al entrar entre los arboles; su mirada era fija en el camino y parecía muy concentrada, sus manos estaban empuñadas y apretadas a los costados de su cuerpo, estaba atenta a todo movimiento y sonido.
-Tranquila.- Angel se acercó a Marie y le dio una palmada en la espalda, haciendo que la mujer bajara a guardia - Todo estará bien, es solamente ver el castillo y nos vamos, nada del otro mundo.- Mientras tanto Tamara seguía caminando adelante de los otros dos, se notaba emocionada, deseosa de llegar rápido.
-Angel te diré algo, creo que sólo a ti te lo puedo decir luego de lo que a pasado, en ese castillo hay un gran peligro, estoy segura de que vive un vampiro ahí.-
-¿Eso, como lo sabes?.-
-No lo se, pero estoy casi segura, el olor del lugar, la atmósfera es perturbarte, yo sé que tu puedes sentirlo.-
-Si, bueno se siente muy diferente la energía de este lugar, a la que había más atrás.-
-Sabía que tú también lo sentías, pero ella parece no darse cuenta.-
-No de manera consciente, pero si te fijas, su actitud también es muy diferente que hace un rato.-
-O sea ella es...-
-Sí, lo es.-
-ya veo, vamos, que se nos está perdiendo.-
Se apresuraron ambos, entre los pinos, hasta alcanzar a su compañera, al llegar hasta dónde ella, los tres se quedaron inmóviles, el castillo estaba en frente de ellos; La edificación tenía un estilo muy similar al castillo de Besora, pero más pequeño, de un color gris, por la piedra utilizada para construirlo, quizás cual sería se preguntó Angel, maravillado con la construcción rodeada de enredaderas que tenía en frente.
-Acerquémonos un poco, quiero tocar ese castillo.- Todos bajaron una pequeña loma, el castillo estaba en un agujero, rodeado por los pinos, por esto no se veía desde el pueblo.
-Miren, estos pinos cayeron.- dijo Tamara, apuntando hacia unos troncos botados frente al castillo.
-Por eso lo vimos el otro día, encontraba muy raro que aparezca una cosa como esta de la nada, ya me estaba asustando; las enredaderas le daban el camuflaje que faltaba.-
-Parece echo a propósito- Respondió Tamara, lo que hizo que Angel y Marie se miraran en un acto reflejo, tras la conversación del posible habitante del castillo.
-¿Qué hacemos ahora?.-
-Ya estamos aquí, el castillo parece vacío, intentemos entrar.- En los ojos de Tamara, se veía la chispa de la aventura, se notaba que disfrutaba el momento, estaba en una especie de éxtasis que al parecer ella parecía no notar.-Vamos, vamos.-
-No creo que sea una muy buena idea.- Dijo Marie, tomando del brazo a Angel, sin decir nada, sólo mirándolo a los ojos severamente.
-Tal vez Marie tenga razón, no sabemos con qué nos podemos encontrar ahí dentro.-
-Solo una miradita.- Suplicaba Tamara, como una niña que queriendo jugar en un parque aunque sus padres le dicen que deben seguir caminando
- ¿Qué hora es?.-
-Son como las tres.-
-No, no, debemos volver, no quiero que nos arriesguemos con algo que luego no podamos controlar.-
-Vamos a mi casa.- Dijo Maire.
-¿En serio, nos invitas a tu casa?.-
-Sí, vamos, antes de que se haga tarde, desde ahí es fácil volver al pueblo.-
-Vamos entonces.-
Tamara miraba a Angel atónito, hasta que se acercó -Como que vamos a su casa.- murmuró - Es una loca y una desconocida, nos puede pasar cualquier cosa, para eso nos metemos al castillo, hasta eso se me hace más seguro.-
-Sabes tan bien como yo que Marie no es peligrosa, no te sientes en peligro.-
-Está bien.- gruñó -Vamos, tienes algo de comer ahí, no quiero más pan.-
-Claro.- sonrió Marie.
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