martes, 18 de octubre de 2011

6° Capítulo: Una amistad naciendo y una llama apagandose

-Pero aún es temprano,veamos más del castillo, no será tanto esfuerzo por nada.- Dijo Angel.
-No podemos ni mirar hacia adentro, las ventanas están muy altas.- Los tren individuos miaron hacia arriba, en la parte más alta del castillo se situaban las ventanas, las cuales eran relativamente pequeñas para un edificio de ese tamaño. Durante largo rato caminaron al rededor del castillo, encontraron la entrada, pero el tiempo logró que las ganas de entrar de todos desaparecieran, luego de todo esto, retrocedieron hasta los árboles nuevamente y con una mirada entre cada uno se dijeron todo, iban a la casa de Marie.

Caminaron más lentamente que en la venida al castillo, relajados, sonrientes, era misión cumplida.
-Genial, esta excursión a estado simplemente genial.-
-¿Por qué tan genial Angel?.- Preguntó Tamara.
-Tuvimos un buen día, no nos pasó nada, encontramos a una gran persona y llegamos hasta dónde queríamos.- Cuando dijo esto, la aludida se sonrojó, quitando la palidez de sus mejillas.-Gracias Angel.-
-¿Por qué gracias?.-
-Hacía tiempo que nadie me decía gran persona.- Angel se limitó a responder con una sonrisa sincera.

En una pampa el caminó cambió y en vez de seguir en linea recta, doblaron hacia la derecha, saliendo del bosque hasta llegar a un camino de tierra, pasaron por el camino y bajaron por un pequeño camino que salía del principal, este los llevó hacia un portón de madera cerrado con una cadena y un candado; Marie sacó unas llaves de su bolsillo y al abrir el portón quedó al descubierto una gran mansión de madera, típica de la zona, típica de la gente acaudalada de la zona.

-¿Aquí vives tu?.- preguntó Angel, asombrado ante la gran casa que tenía en frente.
-Sí, aquí vivo yo.-
-Ahora entiendo porque no querías ir al castillo, tu casa es más bonita e imponente.-
-jaja, gracias, entremos, comamos algo y luego vamos al pueblo.-
-Me parece bien a mi, ¿Tami?.-
-Si, si, vamos.-

Al entrar a la casa, se encontraron con un estilo clásico de decoración, muebles antiguos, la mayoría de las cosas eran de madera, excepto la cocina, la cual combinaba a su modo, pero era de un estilo totalmente diferente, toda blanca, desde el piso hasta la pared y los muebles, todo inmaculado. Entraron los tres y se dirigieron a una sala de estar, bella y acogedora, con grandes ventanales que mostraban una perfecta mirada al lago panguipulli y al pueblo, a los costados se encontraban una serie de muebles repletos de libros de distinto tipo y en distintos idiomas.

-Wow, realmente cada vez me impresiono más de este lugar.-
-Ya, ya sin tanta adulación.-les sonrió.- Díganme que quieren para comer y tomar
-Lo que sea, a esta hora cualquiero cosa es bienvenida.- Dijo Angel -Menos pan por favor.- agregó Tamara.
-Okey, ehm, tengo un pollo asado y unas cervezas.- Caminó tranquilamente a la cocina.
-¿Aún desconfías de ella?.-
-No, hace rato que ya no.- miró a Angel frunciendo el seño.
-Jaja, está bien, no te enojes, realmente este a sido un día memorable.-
-Sí, lo a sido, pero aún quiero entrar a ese castillo.-
-Todo a su tiempo, ya se vendrá la oportunidad.-

En eso, volvió Marie con una bandeja con el pollo, y una bolsa con cervezas, los jóvenes, se adelantaron en ayudarla, ya instalados en la mesa, el ambiente era muy agradable para todos, parecían amigos de toda la vida, los tres riendo y bebiendo tranquilamente.

-Me sentía muy sola, fue bueno haberlos encontrado.-
-¿En serio, por qué es eso, vives sola aquí?.- Preguntó Tamara
-Sí, vivo sola desde hace mucho, toda mi familia murió ya  hace mucho tiempo.-
-Eso es bastante triste.- Dijo Angel
-No lo es tanto, aunque a veces la soledad es un arma fuerte que daña mucho, pero mi vida a seguido.-
-Entonces salud por la buena compañía.- los tres chocaron las cervezas y continuaron hablando de temas mundanos durante varias horas.
-No nos dimos cuenta, ya es tarde.- Dijo Angel
-Bastante.-
-Sí, pero hemos estado tomando, no creo que sea la mejor idea volver al pueblo, quédense aquí hoy, mañana los llevo temprano.-
-Por mi no hay problema.- Se adelantó en decir Angel
-Bueno, creo que es lo mejor.- Dijo Tamara resignada
-Entonces, más cerveza!!.- Dijo Marie y todos rieron.- Angel, ¿las puedes ir a buscar tú?, están en el refri.-
-Ningún problema.- Se levantó de su asiento y caminó hacia la cocina; mientras buscaba las cervezas escuchó tocar la puerta, no debe de ser nada, supuso, pero fue a ver tal vez por si acaso, cuando abrió, en frente suyo apareció un hombre alto y delgado, vestido con una capa, lo que claramente hizo a Angel reconocer ante quien estaba.
- Mierd...-Fue lo que se escuchó y que hizo correr a las dos mujeres desde la sala hasta la puerta, sólo para ver como Angel se encontraba con el brazo del vampiro atravesando su tórax completamente, y como estaba la sangre esparcida por todo el lugar, desde el charco a sus pies, hasta las paredes teñidas de rojo. La mirada del vampiro era imperturbable a diferencia de las pasmadas mujeres en frente de él que veían con horror como se desangraba su compañero. Todo ocurrió en cosa de segundos, rápidamente el vampiro quitó su brazo, haciendo caer el cuerpo sin vida a sus pies.
-Esto les pasa por ir...-Antes de que terminara de hablar, las garras en las que se había transformado el brazo de Marie quien saltó rápidamente, se clavaron en su cara, haciendo al vampiro volar varios metros, pero antes de caer, desapareció en el aire y sólo dejó un eco de su risa.

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