Al avanzar por el
camino, este mismo se fue haciendo más ancho y ya ambos podían
caminar juntos; el bosque era bastante espeso y no permitía ver haca
fuera de este, el sendero se perdía bajo las hojas y el pasto que
volvía a brotar por el lugar.
-parece que por
aquí la gente ya no pasa.- señaló Angel
-si, igual raro el
camino, ya me siento media perdida.-
-tranquila, si
creo que es por aquí.-
-eso no es para
nada tranquilizante, no tienes idea por donde vamos.-
-jeje... nah, si
es en esta dirección, simplemente hay que seguir por aquí.-
De entre los
árboles aparece una hermosa mujer, de largo, liso y castaño pelo
que le llega hasta la cintura, delgada y de marcada silueta, vestida
completamente de negro, haciendo contraste con la blancura de su
rostro y el azul de sus ojos, representaba esta mujer estar en la
mitad de la veintena de años.
-si quieren ir al
castillo, yo los puedo llevar.- Un grito de sorpresa lanzaron ambos
jovenes al escuchar a esta mujer, que se encontraba detrás de ellos,
con las manos en la cintura en una posición casi amenazante y
mirando fijamente a Angel, en su rostro se reflejaba interés, lo
miraba como si buscara algo, como si estuviese interrogándolo con el
pensamiento .
-ehh... hola.-
dijo Angel, aún sorprendido por la aparición de la mujer y un tanto
incomodo por la fija mirada de esta en él, aunque al mirarla se
sintió completamente atraído por su hermosura y un extraño
sentimiento de interés le despertó en seguida.
La misteriosa
mujer, al darse cuenta de la situación, movió rápidamente la
cabeza y se acercó a los jóvenes.
-debí de
asustarlos, lo siento, mi nombre es Marie Antoinette, estaba pasando
por aquí, los escuché y por eso me acerqué.-
-No te preocupes.-
se adelantó en decir Angel, aún miando a la mujer fijamente, casi
hipnotizado.- Mi nombre es Angel.- Al percatarse de la situación,
Tamara le dio un pequeño empujón a Angel, haciendo que este quitara
la mirada de Marie.
-Yo soy Tamara.-
miró de reojo a Angel - Deja de mirarla con cara
de psicópata, hombre.- le susurró
-No me había dado
cuenta.- respondió con otro susurro.
Al acercarse a
ambos la mujer los saludó con un beso en la mejilla, al sentir la
piel de la mujer en su rostro Angel sintió un ligero escalofrío.
-Disculpa, nos
dijiste que tu sabes dónde queda el castillo.- dijo Tamara
-Si claro, he
estado muy cerca varias veces.-
-¿En serio, vives
por aquí?.- Preguntó Angel, quien parecía muy feliz de poder
comenzar con esta conversación
-Si, por aquí.-
-¿Y te adentras
en el bosque tu sola?.-
-Por aquí casi no
pasa gente y me gusta bastante la soledad, todos los días salgo un
tiempo a este bosque, me gusta recolectar ciertas plantas y de vez en
cuando cazar algún animal.- Tamara se sorprendió bastante con lo
que dijo la mujer y comenzó a sentir una gran curiosidad por saber
más de ella.
-Con tanta
caminata me dio un poco de hambre, ¿quieren comer algo?.-
preguntó Tamara
-Sí, a mi también
me dio hambre; ¿Quieres comer con nosotros Marie?.-
-No lo se creo que
sería mucho abuso, además yo puedo ir a mi casa a comer, está como
a media hora solamente.-
-Media hora es
bastante tiempo, en especial cuando uno tiene hambre,
ven siéntate con nosotros.- Los tres jóvenes se sentaron
en el pasto, el viento helado ya había pasado bastante, el ambiente
y la temperatura eran bastante agradable; Los arboles estaban quietos
y sólo se oía el sonido de las aves llamándose para
salir a volar, los padres haciendo el relevo entre el cuidado del
nido y salir a buscar alimento y quizás que otras cosas.
Ya instalados,
Sacaron las cosas para comer, unos sándwiches, unas galletas y
unas botellas de bebida y unas latas de cerveza.
-Marie, tu nombre
parece Francés, ¿eres de allá?.- Preguntó Angel, mientras comía
un sándwich.
-Ciertamente, pero
vivo en Chile desde hace bastante, por eso no tengo acento, bueno, he
vivido en muchos lugares.-
-¿Enserio, y que
te hizo quedarte en Chile?.- Preguntó Tamara, aún más sorprendida
de que una persona tan carismática como Marie viviese en un lugar
como Panguipulli por decisión propia.
- Hay muchas
razones, me gusta mucho el sur Chileno, tiene gran parecido con el
lugar en el que yo nací, o mejo dicho se parece a cuando yo nací,
ahora está muy cambiado, pero digamos que también tiene que ver con
el castillo.-
-¿Con el
castillo?¿Por qué?.-preguntó-... o sea si puedes contarnos, no
quiero meterme en tus asuntos personales.- Añadió Angel, en un
ademán de cortesía, aunque su deseo era saber la conexión de la
mujer y el castillo y averiguar algo más sobre ambos.
Marie se levantó,
miró a ambos jóvenes, dio una corta vuelta y volvió al lugar dónde
estaba, su rostro se veía indeciso, como queriendo decir algo, pero
no saber si es correcto hacerlo, finalmente suspiró, miró por
última vez a los dos, quienes la observaban con gran atención y
dijo.
-Sucede que yo soy
una mujer lobo.-
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