domingo, 16 de octubre de 2011

Capitulo 3°: una extraña aparición en un lugar aún más extraño



Al avanzar por el camino, este mismo se fue haciendo más ancho y ya ambos podían caminar juntos; el bosque era bastante espeso y no permitía ver haca fuera de este, el sendero se perdía bajo las hojas y el pasto que volvía a brotar por el lugar.

-parece que por aquí la gente ya no pasa.- señaló Angel
-si, igual raro el camino, ya me siento media perdida.-
-tranquila, si creo que es por aquí.-
-eso no es para nada tranquilizante, no tienes idea por donde vamos.-
-jeje... nah, si es en esta dirección, simplemente hay que seguir por aquí.-

De entre los árboles aparece una hermosa mujer, de largo, liso y castaño pelo que le llega hasta la cintura, delgada y de marcada silueta, vestida completamente de negro, haciendo contraste con la blancura de su rostro y el azul de sus ojos, representaba esta mujer estar en la mitad de la veintena de años.

-si quieren ir al castillo, yo los puedo llevar.- Un grito de sorpresa lanzaron ambos jovenes al escuchar a esta mujer, que se encontraba detrás de ellos, con las manos en la cintura en una posición casi amenazante y mirando fijamente a Angel, en su rostro se reflejaba interés, lo miraba como si buscara algo, como si estuviese interrogándolo con el pensamiento .
-ehh... hola.- dijo Angel, aún sorprendido por la aparición de la mujer y un tanto incomodo por la fija mirada de esta en él, aunque al mirarla se sintió completamente atraído por su hermosura y un extraño sentimiento de interés le despertó en seguida.

La misteriosa mujer, al darse cuenta de la situación, movió rápidamente la cabeza y se acercó a los jóvenes.
-debí de asustarlos, lo siento, mi nombre es Marie Antoinette, estaba pasando por aquí, los escuché y por eso me acerqué.-
-No te preocupes.- se adelantó en decir Angel, aún miando a la mujer fijamente, casi hipnotizado.- Mi nombre es Angel.- Al percatarse de la situación, Tamara le dio un pequeño empujón a Angel, haciendo que este quitara la mirada de Marie.
-Yo soy Tamara.- miró de reojo a Angel - Deja de mirarla con cara de psicópata, hombre.- le susurró
-No me había dado cuenta.- respondió con otro susurro.
Al acercarse a ambos la mujer los saludó con un beso en la mejilla, al sentir la piel de la mujer en su rostro Angel sintió un ligero escalofrío.
-Disculpa, nos dijiste que tu sabes dónde queda el castillo.- dijo Tamara
-Si claro,  he estado muy cerca varias veces.-
-¿En serio, vives por aquí?.- Preguntó Angel, quien parecía muy feliz de poder comenzar con esta conversación
-Si, por aquí.-
-¿Y te adentras en el bosque tu sola?.-
-Por aquí casi no pasa gente y me gusta bastante la soledad, todos los días salgo un tiempo a este bosque, me gusta recolectar ciertas plantas y de vez en cuando cazar algún animal.- Tamara se sorprendió bastante con lo que dijo la mujer y comenzó a sentir una gran curiosidad por saber más de ella.
-Con tanta caminata me dio un poco de hambre, ¿quieren comer algo?.- preguntó Tamara
-Sí, a mi también me dio hambre; ¿Quieres comer con nosotros Marie?.-
-No lo se creo que sería mucho abuso, además yo puedo ir a mi casa a comer, está como a media hora solamente.-
-Media hora es bastante tiempo, en especial cuando uno tiene hambre, ven siéntate con nosotros.- Los tres jóvenes se sentaron en el pasto, el viento helado ya había pasado bastante, el ambiente y la temperatura eran bastante agradable; Los arboles estaban quietos y sólo se oía el sonido de las aves llamándose para salir a volar, los padres haciendo el relevo entre el cuidado del nido y salir a buscar alimento y quizás que otras cosas.
Ya instalados, Sacaron las cosas para comer, unos sándwiches, unas galletas y unas botellas de bebida y unas latas de cerveza.
-Marie, tu nombre parece Francés, ¿eres de allá?.- Preguntó Angel, mientras comía un sándwich.
-Ciertamente, pero vivo en Chile desde hace bastante, por eso no tengo acento, bueno, he vivido en muchos lugares.-
-¿Enserio, y que te hizo quedarte en Chile?.- Preguntó Tamara, aún más sorprendida de que una persona tan carismática como Marie viviese en un lugar como Panguipulli por decisión propia.
- Hay muchas razones, me gusta mucho el sur Chileno, tiene gran parecido con el lugar en el que yo nací, o mejo dicho se parece a cuando yo nací, ahora está muy cambiado, pero digamos que también tiene que ver con el castillo.-
-¿Con el castillo?¿Por qué?.-preguntó-... o sea si puedes contarnos, no quiero meterme en tus asuntos personales.- Añadió Angel, en un ademán de cortesía, aunque su deseo era saber la conexión de la mujer y el castillo y averiguar algo más sobre ambos.

Marie se levantó, miró a ambos jóvenes, dio una corta vuelta y volvió al lugar dónde estaba, su rostro se veía indeciso, como queriendo decir algo, pero no saber si es correcto hacerlo, finalmente suspiró, miró por última vez a los dos, quienes la observaban con gran atención y dijo.
-Sucede que yo soy una mujer lobo.-












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