La mañana estaba tranquila, el viento hacía danzar los arboles y las aves volaban como de costumbre, nada hacía presagiar la aventura del día, el descubrimiento de lo único interesante del pueblo, aquel castillo.
- Un castillo... .- bebió un sorbo de su té. Terminó de desayunar y fue a su habitación a cambiarse de ropa; una polera, sobre esta un poleron morado de hilos de lana, unas botas cafes y un pantalón negro, lista y dispuesta, además de un poco nerviosa y ansiosa, antes de salir tomó una parka blanca para el frio, unas cuantas cosas para comer que puso en su bolso y salió.
Eran cerca de las 11 de la mañana, el sol de otoño, como e típico en el pueblo, hacía el amague de entregar calor y la brisa del día enfriaba los huesos de quien estuviese lejos de una calefacción, así como Tamara, que, aunque no sentía tanto frío gracias su ropa, su cara quedaba al descubierto y enfrentaba el viento helado.
Angel se encontraba a una calle de la casa de Tamara, estaba parado mirando en dirección del camino que debían recorrer.
-Por qué estas tan desabrigado hombre, ¿no tienes frio?.-
-Ya te dije que estoy muerto, los muertos no sentimos frio.- al decir esto, recibió un golpe en le brazo que lo hizo moverse de su posición.
-Idiota, ya vamos mejor.- comenzó la caminata, el frío del día combinaba de manera excelente con el calor que producía la caminata, el camino de tierra, rodeado por arboles nativos, unas cuantas casas se escondían tras estos, pequeñas, rústicas, típicas de la zona sur de Chile, eran un hermoso paisaje, perfecto para una situación como esta, para un tiempo y un clima como este; todo hacía juego.
-Tenemos que seguir por este camino como un kilómetro y después hay que subir un poco.-
-¿Sabes bien el camino?.-
-Digamos que estoy... improvisando.-
-Vamos a tener que preguntar a alguien.-
-Claro, si encontramos a alguien y esperando que ese alguien sepa sobre el castillo del que nadie tiene idea.-
-No creo que nadie sepa.-
-No me parecería tan poco probable, le pregunté a mi abuelo y no tiene idea, eso que el conoce casi toda la zona, además de que conoce a mucha gente de campo, que al menos pudo haberle nombrado el castillo... es un castillo o sea es algo para comenta ¿no crees tu?.-
-si... bueno.. tal vez nadie se había dado cuenta, o sea, está bien escondido, no se como tu te diste cuenta, tras los pinos costaba mucho verlo.-
-mm algo extraño hay con el famoso castillo.-
-¿cuanto crees que nos demoremos en llegar?.-
-creo que unas 3 horas.-
-Y tu viniste con un puro poleron!!, estas loco.- le gritó
-jaja, como se te ocurre, si traigo un corta-viento, pero como es delgado no hace bulto en el bolso.- respondió.
-ah, más te valía.-
Al caminar aproximadamente un kilómetro se detuvieron frente a una entrada hacía el cerro; un pequeño sendero por el cual dos personas no pueden caminar una al lado de otra, rodeado por una espesa vegetación, que mezcla arbustos, arboles y plantas pequeñas.
-vamos no más, te diría las damas primero, pero creo que por esta vez, voy yo primero.-
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